jueves, 31 de mayo de 2018

The Byrds - Mr. Tambourine Man



Nota: 10
Mejor tema: Mr. Tambourine Man. 
Peor tema: We’ll Meet Again

1)      Mr. Tambourine Man
2)      I’ll Feel a Whole Lot Better
3)      Spanish Harlem Incident
4)      You Won’t Have to Cry
5)      Here Without You
6)      The Bells of Rhymney
7)      All I Really Want to do
8)      I Knew I’d Want You
9)      It’s No Use
10)   Don’t Doubt Yourself, Babe
11)   Chimes of Freedom
12)   We’ll Meet Again

[Bonus Tracks]

13)   She Has a Way
14)   I´ll Feel a Whole Lot Better [Alternate Version]
15)   It’s No Use [Alternate Version]
16)   You Won’t Have to Cry [Alternate Version]
17)   All I Really Want to Do [Single Version]
18)   You and Me

Esta es la primera publicación que hago para el blog. Es mi carta de presentación. ¿Y qué mejor que hablar de uno de los grupos de mi vida? The Byrds. Este es uno de los grupos más olvidados por el gran público hispanoparlante. 
Tengo demasiadas cosas que decir de estos pájaros, así que voy a empezar por el principio. La banda nació en Los Ángeles, en 1964. Comenzaron como un trío formado por Jim (Roger) Mcguinn, Gene Clark y David Crosby, bajo el nombre de The Jet Set. A finales de ese año, se sumó el baterista Michael Clarke quien ganó su entrada al grupo más por su presencia y su parecido con Brian Jones, que por su desempeño en la percusión. Pasaron así a llamarse The Beefeaters (aprovechando el tirón de la invasión británica). Y comenzaron a trabajar en su propia versión del tema Mr. Tambourine Man, de Bob Dylan. El propio Bob recibió una invitación para ver al grupo tocar ese tema, y quedó encantado con el resultado. Pese a esto fue recién en noviembre del 64 que pudieron conseguir un contrato con Columbia Records, y un par de semanas después decidieron cambiar el nombre del grupo a The Byrds. Las sesiones de grabación de su debut comenzaron en marzo de 1965 y el disco salió en junio de mismo año. 
Bien, esa es la historia más o menos resumida. Podría haberme alargado más en hablar de todo lo que ocurrió en el medio, pero me permito el capricho de dejarlo así para pasar a la música lo más pronto posible, como esos estudiantes que terminan lo más pronto posible sus trabajos porque están cansados y quieren salir. Antes que nada, quisiera aclarar algunas cosas sobre este debut y desmentir o corregir otras. Este es conocido como el primer disco de folk rock de la historia, así como el grupo es el primero de este género. Antes de Mr. Tambourine Man estaba el propio Bob Dylan, y existían canciones como House of the Rising Sun de The Animals o Needles and Pins de The Searchers. Técnicamente no sería el pionero del estilo, pero:
a)      Bob Dylan en un principio era folk. Recién electrificaría su sonido después de la aparición de esta banda y este debut.
b)      Aquellas eran canciones sueltas. Fueron innovadoras y se adelantaron al estilo que oímos acá, pero fue el grupo el que terminó de redondear su concepto y que los temas no quedaran como excentricidades sueltas.
En otras palabras, este disco (y la banda) no creó la idea de fusionar rock y folk, pero sí que la perfeccionó y le dio una razón de ser.
También es considerado (como dice en la propia contraportada de la edición remasterizada) uno de los primeros discos que rompió con el patrón de que un álbum fuera uno o dos singles y el resto puro relleno. Es algo con lo que estoy de acuerdo, pero están quienes lo ponen en cuestión. George Starostin explica que, antes de este, estaban A Hard Day’s Night de los Beatles, y Today! de los Beach Boys. Prácticamente, tiene razón (e incluso agregaría a la lista el All Summer Long, también de los Beach Boys. Hasta puede que hayan otros), pero hay algo que no considera: esos eran apenas dos discos de los cientos que habían en el mercado, y de los dos grupos más grandes del momento. Que los Byrds no lo hayan grabado antes no significa que no fuera decisivo para demostrar que era posible grabar álbumes y no sólo canciones. Demostrar que lo que aquellas dos bandas lograron no fue por casualidad, y que incluso grupos “menores” podrían hacer lo mismo. Como George recalca en algunos análisis suyos, también cuenta como innovador el hacer a la gente consciente de que ciertas cosas son posibles dentro de la música, aunque no sea uno el primero en hacerlas. Esto es lo que logra la banda con este debut, y por eso merece la reputación que tiene.
Una mala impresión que podría dejar esta obra es la de, a diferencia de otros de sus grandes trabajos, ser más repetitivo, más meloso y que las canciones no varíen demasiado. Algo de cierto hay, ya que en todas las canciones hay que escuchar la guitarrita de 12 cuerdas y las armonías vocales. No hay una gran variedad de instrumentos y la fórmula se repite en cada tema. Sin embargo, el grupo es exitoso en crear diferentes estados de ánimo con estos pocos elementos. Es decir, puede ser formuláico, pero jamás monótono o redundante. En esto también logran parecerse a Dylan, creando múltiples sensaciones repitiendo un patrón. Hay temas más alegres, otros más oscuros, otros más melancólicos. Se notan diversas influencias, y da como resultado una especie de eclecticismo en pañales, al que le falta crecer y desarrollarse, pero que está ahí.
Respecto al nivel de las canciones… bueno, pueden ir un poco más arriba y ver todo el rojo que hay. Es una de las mejores seguidillas de temas que haya escuchado jamás, donde hasta el más flojo tiene alguna gran melodía o arreglo. Para ser uno de los primeros discos consistentes del rock, lo cierto es que lo que vendría no mejora demasiado lo que se escucha acá. No es mi álbum preferido del grupo, pero sí que es el más sólido y el único al que no le falta ni le sobra nada. Hasta me animaría a decir que es mi debut favorito, superando a cosas como Led Zeppelin I, The Doors, Appetite for Destruction. No necesariamente es más maduro o tiene mejores canciones que aquellos, pero me deja una sensación de solidez y me hace disfrutar de formas que aquellos no logran. Al menos esa es mi opinión.
¿Qué mejor forma de arrancar que con los dos hits más representativos? Primero, el tema título. El grupo traduce ese rústico tema acústico y folk al prolijo y amigable idioma del rock pop beatle, pero sin perder nada de la emoción que transmitía el original. El riff es encantador, y la voz de Mcguinn mantiene la calidez de la de Bob, con el plus de que es un cantante mucho más melódico, no tan rasposo y nasal. Tuvieron que cortar algunos versos para adecuarse a los dos o tres minutos estándar de las radios, pero nunca llega a sentirse incompleta, sino que dura lo que tiene que durar. Con este tema, ayudarían a acercar la intelectualidad del folk y el estilo de la música tradicional americana a las generaciones jóvenes de aquel entonces. Es que es la perfecta mezcla de la inocencia del pop de la primera mitad de los 60 con la madurez artística que lograría la música popular dentro de unos años. Los Byrds es una de esas bandas que me hacen difícil el elegir temas favoritos de ellos, pero este seguro que está en el Top 10.
Le sigue I’ll Feel a Whole Lot Better, por lo que el grupo se presenta al mundo con un cover y un original, sólo para demostrar que en ambas cosas son sobresalientes. Tiene un excelente riff de guitarra tomado prestado de la ya mencionada Needles and Pins de los Searchers (y que Pete Townshend tomaría de acá para So Sad About Us), pero que la banda hace suyo. No es su único atractivo, sino que la melodía vocal es esplendorosa, las armonías son (casi) de lo mejor que se haya escuchado y, en general, contagia alegría y ganas de vivir. Charly García haría su versión de este tema (con el nombre de Me siento mucho mejor), que es buena, pero no supera a la original.
Se me haría largo entrar demasiado en detalles, pero voy a intentarlo. Here Without You y I Knew I’d Want You son canciones más oscuras que lo que se hacía en esa época, y ambas son excelentes. La primera tiene algo de amargo y de dulce al mismo tiempo, con un estribillo intenso. A la otra le percibo algo de agresivo, y me resulta tenebroso ese “I meet so many people/I feel I don’t know”. Esa partecita me hace acordar al “If you will stay here with me forever/I want you to know that my love for you will never die” de su tema inédito Tomorrow is a Long Ways Away. Y los últimos acordes de la canción me suenan a One Rainy Wish, de Hendrix. A lo mejor es una impresión mía, pero le daría solidez a la creencia común de que todo ya está hecho. También puede ser que la oscuridad de estos temas sea algo blanda e inofensiva a comparación de muchas cosas que vinieron después, pero yo sigo sintiéndolas muy cargadas de sentimiento y de sinceridad. Más covers de Dylan. De Spanish Harlem Incident me gusta mucho su estribillo, de All I Really Want to Do me gusta la cadencia de los versos y, otra vez, ese estribillo armónico; y Chimes of Freedom me resulta una de las versiones más infravaloradas que hizo el grupo. Tiene un tono más de “canción de protesta”. Puede que fuera la intención del tema original, pero los Byrds nunca se caracterizaron por sonar combativos. Acá lo logran. Cuando llega ese estribillo, parecieran las campanas de la libertad mismas. Ese estribillo es demasiado parecido a la melodía de los versos, pero es que así se crea una sensación de continuidad natural entre uno y el otro. También me gusta como reemplazan por “dididis” la armónica. Contra todo pronóstico, queda muy bien.
Me llama la atención que You Won’t Have to Cry empiece con un riff de guitarra parecido al de You Can’t Do That de los Beatles, pero se desarrolla como otra proeza de las armonías vocales, y su sonido encaja con el título. El grupo logra invitarlo a uno a dejar la tristeza atrás, a pesar de su letra algo tonta. Sin dudas, logra poner de buen humor. El último original del que queda hablar es It’s no Use. Se acerca al sonido psicodélico que se volvería una moda durante el siguiente par de años. La magnífica guitarra da una sensación lejana por momentos, de estar sonando muy distante de las voces, y me gusta la forma en que se encadenan los versos y el estribillo, dando la misma sensación de continuidad entre ambos que en Chimes of Freedom. La melodía también es fantástica, por si hacía falta decirlo.
Mi cover favorito del disco (después de Mr. Tambourine Man) es The Bells of Rhymney, de Pete Seeger (aunque la letra es de Idris Davies). Me suena a que encajaría perfectamente en el Pet Sounds, que saldría al año siguiente. Tiene un aire melancólico y de procesión absolutamente arrasador, que no se compara con nada. Las armonías vocales son, probablemente, las más hermosas del disco (que no es poco decir). La melodía es de una fragilidad y belleza indecibles, y ese pequeño solo arpegiado del minuto 1:40 es precioso, aunque dure sólo unos segundos. Esto es rock cristiano, prácticamente. No escuché mucho del estilo, pero estoy seguro de que cada canción o disco grabado se queda corto ante la magnificencia de esta joya. Por cierto, George Harrison se inspiraría en el arpegio de este tema para componer If I Needed Someone. Don’t Doubt Yourself Babe se caracteriza por una introducción que juraría que inspiró a los Guns and Roses para la intro de Paradise City si no fuera porque ellos son bien corrosivos y sexosos y no van a andar escuchando estas cositas tiernas y suaves al oído, y por tener algo cercano al country. La compuso Jackie DeShannon para el grupo, por lo que es obvio que no iba a tener el nivel de un original. Es agradable, sin ser un clásico.
El álbum cierra con We’ll Meet Again que, según tengo entendido, la grabaron después de haberla escuchado en la película Dr. Strangelove de Stanley Kubrick. Es la más floja de todas, pero tampoco es mala, y me gusta que suene como una despedida. “Nos volveremos a ver” nos dicen. Sí, nos volverían a ver con un segundo disco que continuaría la línea de este, pero ya vamos a llegar a eso.
Como es costumbre, la edición remasterizada trae bonus tracks, de los cuales la mayoría son  versiones alternativas de las que no me interesa hablar. Voy a hablar de los temas inéditos. She Has a Way empieza con una guitarra algo grandilocuente y desarrolla una buena melodía inspirada en esa misma guitarra. No me hubiera disgustado que apareciera en el disco. You and Me es un instrumental que me sorprende por ser bastante rockero y agresivo, al menos para el estándar de la banda. Tiene energía y algo de poder. Estoy seguro de que la hubiera preferido en el Fifth Dimension en lugar de la insulsa Captain Soul.
En conclusión, un maravilloso primer intento de la banda. Después sacarían discos más maduros y ambiciosos, entre los que se cuenta su obra cumbre. Pero nunca volvieron a entregar una obra tan consistente, sin el más mínimo atisbo de aburrimiento. ¿Que está fechado? Un poco, pero al menos el nivel de las canciones compensa ese defecto. Ya de por sí es difícil sacar un disco debut realmente bueno, en el que no impere el entusiasmo sobre el talento. Que ellos hayan hecho un disco donde hay tantos clásicos juntos, en una época en la que el rock todavía no era la gran cosa y que, encima, ni siquiera sea su mejor trabajo, sólo habla de una banda de élite. Un álbum no solo revolucionario, sino también magnífico y disfrutable hasta el último detalle. Si no conocen al grupo, vayan y escúchenlo ya mismo. Si ya lo conocen, vayan a escucharlo de nuevo. Y no se olviden de comprarlo y atesorarlo.

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