Mejor tema: Dance to the Medley.
1) Dance to the Music
2) Higher
3) I Ain’t Got Nobody (For Real)
4) Dance to the Medley
5) Ride the Rhythm
6) Color me True
7) Are You Ready
8) Don’t Burn Baby9) I’ll Never Fall in Love Again
No tengo nada original que decir
sobre este disco, así que voy a trabajar sobre las mismas ideas y opiniones que
planteó John McFerrin, que también es un fan de esta banda (y gracias a quien
me interesé por este grupo). Lo primero que voy a decir que dijo él es: no sé
si este disco es mejor o peor que el debut, pero definitivamente está más
pulido. No hay mucho más que agregar en cuanto al espíritu y motivación
principal de esta crítica, pero sí hay mucho más que agregar en cuanto a la
dirección conceptual y profundización de mi opinión sobre el disco. Como diría
Scrappy Doo (el insoportable sobrino de Scooby Doo), «TATATATATATÁ, poder negruno».
Vamos a ello.
Hay algunas cosas destacables
sobre el trasfondo de esta obra. La primera es que esta es la primera aparición
en la banda de la cantante y tecladista Rose Stone. En 1970 se reeditaría el
debut con una portada nueva en donde aparece Rose junto al resto de miembros,
pero su primera verdadera aparición en un disco de Sly & the Family Stone
es acá, en pleno 1968. También es notable el hecho de que la banda en su
momento no se sentía muy satisfecha con este trabajo y solamente se grabó porque
el ejecutivo Clive Davis le pidió a Sly Stone que simplificara su música para
llegar a más público (ya que el debut había sido considerado muy raro y
complejo). Otros artistas se lo habrían tomado con desgano y hubieran grabado
un disco mediocre o malo como queja contra los empresaurios, pero Sly Stone
claramente amaba más a la música que lo que odiaba la burocracia fue así que
pusieron todo su empeño en grabar otra joya a la altura de su talento. Además,
se podría decir que este disco provocó un efecto mariposa en la vida de la
banda que los llevaría a grabar las joyas posteriores, así que no hay mal que
por bien no venga.
Hay un mito que quisiera
desmentir (o, al menos, parcializar) sobre este disco. John McFerrin ya medio
que lo hizo en su crítica, así que yo voy a hacerlo a fondo en la mía. Mucha
gente dice que este trabajo se trata más de establecer un sonido general que de
crear grandes canciones, con lo cual estoy de acuerdo solo en parte. Es cierto
que hay bastante repetición de motivos e ideas musicales, pero aun así noto una
diversidad bastante importante canción a canción e incluso cuando se repiten
ideas hay alguna variación de por medio, lo que nunca sentí como falta de
creatividad sino como una gran suite/sinfonía funk, y esto puede considerarse
también un avance en toda la escena motown. El hecho de no aspirar a hacer
solamente temas de difusión, sino que un disco entero de este estilo se
sostenga como unidad y encima de todo haya una coherencia conceptual. Nunca
antes alguien se había animado a hacer algo así en este contexto, y habla mucho
del genio de Sly Stone el cómo incluso grabando algo que no lo termina de
convencer logra hacer maravillas. El resultado de hacer lo que realmente quiere
lo veríamos en sus posteriores discos.
Vamos con el tema título, que
abre este trabajo y de paso es el más conocido de acá (el único de este álbum
que llegó al Greatest Hits). Es cierto que espiritualmente es apenas un breve
rejunte de los motivos musicales que aparecerían en el Medley, pero aun así es toda una maravilla por sí mismo. Las
trompetas y juegos vocales son exquisitos, y me gusta sobre todo cuando cada
miembro de la banda se va presentando verbalmente y después haciendo pequeños
solos con sus instrumentos. Estos solos no son muy deslumbrantes en sí mismos,
pero la forma en la que se van alternando y sucediendo construye un ambiente de
buena onda increíble, y resulta ser una excelente «segunda presentación» por
parte de la banda. Higher no es tan
brillante de manera individual, pero su riff carnavalesco de órgano y ese
estribillo donde repiten el título subiendo octavas siempre me saca una sonrisa
enorme. Se queda medio corto comparado tanto con cómo se usa esa frase en el Medley como con el tema de «Stand!»,
pero aun así aporta enormidades estando en donde está, y eso es lo que importa.
I Ain’t Got Nobody (For Real) es un
tema más antiguo que el propio debut de la banda (había sido tocado en el
recital de la catedral de Winchester, el cual fue editado en disco hace poco),
y ya desde el principio mostraba el talento de la banda tanto por sus
impecables cataratas de teclados como por el estribillo donde se van
arremolinando la voz principal y los coros femeninos. Leyendo los comentarios
de Youtube descubrí que el tema está basado parcialmente en Spanish Grease de Willie Bobo y Melvin
Lastie, pero hay que reconocer que el grupo lo hace suyo. Definitivamente puedo
entender qué es lo que vio David Kapralik en estos muchachos, muchachas,
muchaches, muchachxs y muchach@s. Y bueno, ¿qué decir de Dance to the Medley? Pues que toma varias ideas de los dos primeros
temas y de algunos de los posteriores para crear un Frankenstein que no tiene
mucha coherencia como canción pero que resulta absolutamente demoledor para los
sentidos. Sus «Music is alive alive alive» nos convence de que la música está
más viva que nunca, sus «Hey music lover» nos interpela como amantes de la
música, sus «Wanna take you higher/HIGHER/higher/HIGHER» nos llevan más y más
alto y así con cada segundo de los doce minutos que dura este monstruo. No
agrego mucho más porque ya hablé sobre este tema al hablar de otros, pero
tienen que escucharlo.
Después viene la segunda mitad a negar
el hecho de que el disco es un constante reciclaje, ya que incluso cuando lo es
trae sus particularidades. Tanto Ride the
Rhythm como Color me True tienen
los mismos tarareos sobre el final, pero el desarrollo de cada una es
diferente, siendo la primera más veloz y alegre con un estupendo uso del pedal
wah, y la otra más un blues oscuro a la Rolling Stones con unos arreglos de
trompeta en el estribillo que la hacen amenazante a su manera. Es así que hasta
los elementos prestados se sienten diferentes en cada canción y logran una
sensación de desarrollo. Are You Ready
es menos brillante que el resto ya que el groove de batería no ofrece mucho que
no se haya visto en otras partes del álbum, pero aun así tiene sus encantos.
Las trompetas altivas de la introducción, esa parte medio rapeada de «Don’t
hate the black/don’t hate the White/if you get bitten just hate the bite» e
incluso me parece muy ocurrente cómo inmediatamente después de cantar «Add some
bottom on mighty tight» meten un solo de bajo (o sea, el fondo al que hacen
referencia), así como cuando cantan «Let me dedicate my fuzz to you» y muy
adecuadamente suena un solo de guitarra con fuzz (o sea, distorsión sucia). Es
este tipo de metahumor el que hace que la canción se quede con nosotros
independientemente de que las melodías o la composición no sean tan brillantes.
Después tenemos Don’t Burn Baby, que
solo puedo definir como surf soul o surf góspel. Es decir, la melodía y los
arreglos vocales son más propios de un canto eclesiástico, pero el trabajo de
guitarra tranquilamente podría haber sido obra de Dick Dale o Hank Marvin (de
The Shadows). ¿Ven cuán diverso es realmente este disco? No sé por qué la gente
lo trata de repetitivo. Y para cerrar tenemos una balada llamada I’ll Never Fall in Love Again. Sí, otra
balada más. Se ve que no aprendieron de los desastres que hicieron en su
anterior disco, pero en realidad sí aprendieron de los desastres que hicieron
en su anterior disco porque esta balada es mucho mejor que los desastres que
hicieron en su anterior disco. La melodía de órgano que abre parece construida
sobre la de Jingle Bells y después
vienen las llevaderas y agradables trompetas e incluso Larry Graham, que es
quien la canta, lo hace mucho mejor que en su otra aberración (y que Freddie en
su correspondiente otra aberración). No es nada brillante, pero es un cierre
más que adecuado para este trabajo.
Y bueno, este fue lo que podríamos llamar el segundo debut de la banda. Es un giro estilístico considerable con respecto al primer debut, pero los ingredientes clave siguen ahí. Rock, pop, soul, psicodelia, funk, hambre de experimentación. Es solo un cambio respecto a la forma de combinar esos elementos, pero los resultados siguen siendo impresionantes. Personalmente prefiero «A Whole New Thing» ya que tenía más diversidad y sorpresas, pero este es más maduro y corrige sus errores. Igual, no puedo decir que uno sea objetivamente mejor que el otro. Si no les pongo un diez a los dos es por temitas muy puntuales y técnicos, pero ambos discos son infaltables en toda colección que se respete. Prohibido hacerlos a un lado.
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