lunes, 9 de julio de 2018

Los Saicos - Wild Teen-Punk From Peru 1965



Nota: 7+
Mejor tema: Lonely Star
Peor tema: Camisa de fuerza

      1)      Come On
      2)      Ana
      3)      Demolición
      4)      Lonely Star
      5)      Camisa de fuerza
      6)      Cementerio
      7)      Besando a otra
      8)      Intensamente
      9)      Te amo
      10)   Fugitivo de Alcatraz
      11)   Salvaje
      12)   El entierro de los gatos

Este es un disco no oficial, pero como la banda jamás sacó un álbum propiamente dicho, me permito revisarlo. ¿Quiénes son estos? Nada más ni nada menos que Los Saicos, cuyos miembros son Erwin Flores (guitarra y voz), César “Papi” Castrillón (bajo y voz), Rolando “El Chino” Carpio (guitarra) y Pancho Guevara (batería y voz).  ¿De dónde salieron? De Lima, Perú. Es un grupo bastante particular, ya que es considerado por muchos expertos como el pionero del punk no solo de Latinoamérica, sino también de todo el mundo. Es decir, ni Inglaterra ni Estados Unidos serían la cuna de este estilo tan violento, sino el frecuentemente olvidado Perú. Y no habría surgido a mediados de los 70, sino a principios de los 60. ¿Es cierto todo esto? Después lo vamos a discutir, pero primero la historia de esta gente. Los miembros se conocieron en 1960, ya que todos vivían en el Distrito de Lince, a unas pocas cuadras. Quienes empezaron con la idea de la banda fueron Pancho y Erwin. Este último se había ido a estudiar economía a Brasil y allí compró una guitarra eléctrica. Volvió a Perú en 1964 con la idea de formar el grupo, por lo que a Pancho le compraron una batería básica (bombo, tarolas y platillos), y Papi se unió por ser muy amigo de ambos. El último en unirse fue El Chino, que ya había tocado en otros grupos. Formado el cuarteto, empezaron a ensayar, y se dieron cuenta de que Papi no podía tocar y cantar a la vez, de modo que terminó Erwin en la voz. Él gritaba ya que no sabía cantar, y el sonido en conjunto les sonó a una banda real (rudimentaria y rústica, pero real), así que mantuvieron la alineación. Tocaban en la casa de Erwin, por lo que su hermano Harry los escuchó y habló con uno de sus amigos para pedirles que los pasaran por la radio. Lo hizo, y todo el mundo empezó a llamar a esa radio para preguntar quienes eran los que tocaban esas canciones. Tan rápidamente se volvieron exitosos que fueron invitados a tocar en un festival que era el Emmy Awards de Perú. A pesar del éxito que estaban teniendo, nadie los conocía del todo, pero el lugar estaba ocupado por los medios periodísticos y representantes de discográficas, así que tocaron el tema Come On. Cuando terminaron, en un principio no hubo reacción por parte del público, pero luego se levantaron para aplaudir y gritar. Incluso consiguieron un contrato discográfico y la atención de todos los medios. Los siguientes años (1964-1966) se dedicaron a grabar los sencillos. Una de las características más llamativas era que no hacían covers, lo cual era muy raro en esa época. Tocaron en Canal 4 y Canal 5, incluso llegaron al cine-teatro Country, en donde solían tocar bandas con mejor equipo de sonido (aunque la gente decía que ellos sonaban más potentes). En 1966 abandonaron la disquera en la que grababan (Dis-Perú), y terminaron en El Virrey ante una mejor oferta. Sin embargo, el grupo se separó durante la grabación de su último sencillo: “Besando a otra”/”Intensamente”, que nunca ensayaron y que terminaron Pancho y Erwin por su cuenta. Jamás hubo una gira de despedida o una declaración oficial, simplemente dejaron de tocar. Cada uno siguió con sus vidas, y volverían a juntarse en los 2000, cuando los jóvenes redescubrieron su música. Incluso llegaron a tocar temas que no habían grabado en los 60. En fin, el punto es que son un caso especial. Pocas bandas logran una leyenda y un culto tan grande con tan pocas canciones (que encima de todo, la mayoría no son la gran cosa. Había que decirlo). No solo eso, sino que provengan de Latinoamérica, esa gran olvidada en materia de rock, solo lo hace más impresionante. Unos genios, sin dudas.
Ahora sí, el tema de fondo. ¿Son realmente los padres del punk? Depende. La bandera del punk es la sencillez y lo ruidoso, ¿no? Y estas canciones son sencillas y (en buena parte) ruidosas. Pero estas características las comparte el garage rock. Es decir, lo simple y atronador no es monopolio de un solo estilo musical. ¿Qué otra característica distintiva tiene el género? Lo grotesco. El garage es agresivo, pero no necesariamente busca provocar asco ni resultar ridículo. El punk sí. Varios de los temas de Los Saicos son también grotescos y pueden generar el mismo rechazo que un tema de los Sex Pistols. Cosas como Demolición, Fugitivo de Alcatraz y Salvaje tienen una base indudablemente punk, porque no solo atruenan sino que asquean. Esos temas definitivamente son punk antes de su nacimiento, pero son apenas tres canciones de doce. ¿Qué hay del resto? El entierro de los gatos y Come On también son inéditamente repugnantes en su esencia, pero su estilo musical va por otro lado: el sonido de cítara de la primera y la atmósfera volada de la segunda los convierte en una especie de psicodelia primitiva. Lonely Star suena más espacial y hasta prolija, a pesar de lo repetitiva. Son algo innovadoras para la época, pero no son un ejemplo de esta música. Camisa de fuerza y Cementerio tocan temas que en su contexto podrían considerarse provocadores, pero tienen demasiada carga de pop rock en su música. Sáquenle las letras y serían indistinguibles de cualquier otra canción promedio de los 60. Lo mismo con Besando a otra. El resto ni siquiera son controversiales. Son típicas canciones de amor/desamor. Nada que otros no estuvieran haciendo.
Repito la pregunta, ¿inventaron el punk? Lo lamento, pero no. No voy a negar que varias de sus canciones tienen sonidos realmente adelantados para 1965, pero nunca supieron llevarlos lejos. Les doy crédito no solo por haber tenido la suerte de haber sonado similar al punk, sino también por descubrir algo cercano a la psicodelia. Reconozco que sus letras tocan temas bastante poco comunes para aquella época, y el hecho de depender exclusivamente de su propio material también les da puntos. El problema es que la mitad de sus temas no suenan a un estilo nuevo, sino a estilos ya existentes interpretados de una forma amateur. Además, soy de la idea de que un grupo tiene que ser coherente y consistente con un sonido si quiere ser considerado el padre de, explotar sus posibilidades. Que graben dos o tres canciones punk no los convierte en sus creadores. En resumen, tuvieron sus destellos de innovación, pero decir que crearon un género es demasiado.
Hablando del disco en sí, fue editado entre 1999 y el 2000 en España. En 1998, alguien de Perú fue a Radio Nacional, de España. Allí, pidió que pusieran un tema del grupo, y al rato comenzaron a recibir llamadas de los escuchas que preguntaban de dónde lo habían sacado. Ante estas peticiones, se animaron a publicar el disco por parte del sello Electro-Harmonix. Creo que actualmente está descatalogado, pero en 2010 salió un compilado llamado ¡Demolición!: The Complete Recordings, que coloca los temas en orden cronológico, como para que podamos escuchar la “evolución” (si se la puede llamar así) del grupo. Hubo otro disco más en 2006, pero tiene los mismos temas, más un par de versiones sin reverberación. Ustedes consigan la que encuentren, que son todas más o menos lo mismo.
Empezamos con el primerísimo primer tema del grupo, que es Come On. Un tema muy oscuro, casi mantraico, con la batería haciendo un ritmo marchoso y la guitarra creando una figura protopsicodélica. Todo esto sirve de base para que Erwin cante rasposamente sobre lo mucho que desea a una chica y a la hermana de esta. El conjunto resulta demasiado tenebroso y asfixiante, pero a la vez tiene algo de atrapante y tóxico. Su cara B, Ana, no es tan buena, pero tampoco es terrible. Es un rockito con una melodía popera adorable (y no lo digo positiva ni negativamente. Es algo objetivo). El grupo incluso hace coros al fondo, y todo parece una de esas baladas azucaradas de la época. Si esto es punk, el anime de Dragon Ball Z no tiene relleno. La letra está dedicada a la novia de Pancho, pero está cantada por César. No es un gran cantante, pero tiene una voz un poco más melódica y afinada que la de Erwin (solo un poco, que también grita lo suyo).
Su segundo sencillo es el más importante (y el mejor) de su corta carrera. Demolición sí que es punk, y uno de los más salvajes y arrolladores. Ese bajo que va con todo, ese rústico martilleo a la guitarra, el ritmo de batería repetitivo y la desgarradora performance vocal (con esos “tatatatata ya ya ya ya” que ya son un clásico) conforman ese sonido que harían populares los Ramones años antes de que estos supieran si quiera qué hacer con sus vidas. El tema rockea y patea culos de una manera que no tiene precedentes. Incluso los temas más salvajes de la época tenían algo de refinado. Este no. Es grotesco y feo hasta el punto de volverse totalmente adictivo. Y no nos olvidemos de la letra. Había muchas bandas que cantaban sobre el amor, y muchas otras que cantaban sobre hacer el amor. ¿Cuántas hablaban de destrozar lugares públicos? Unas pocas, como máximo. Innegablemente revolucionario. Así y todo, no es mi canción favorita. Ese honor se lo lleva su lado B, Lonely Star. Tiene un riff ejemplar que seguro hubieran querido los Yardbirds y es diferente a cualquier otro de ese entonces. Suena cósmico, y la forma en la que se va repitiendo circularmente nos hace elevar hasta el espacio. Las voces en armonía parecen venir desde el otro extremo de la galaxia, y esos “you know, you know I cry” que suenan cuando los instrumentos callan conforman la mayor muestra de competencia musical del grupo. Es repetitiva, pero no resulta cansadora en lo más mínimo. De punk no tiene nada, y aún así resulta ser algo distinto. Me llama la atención que el tema sea más limpio y prolijo que cualquier otro que hayan hecho (en términos de estructura), a pesar de la mala calidad de sonido. Eso demuestra que tenían algún talento.
Ese talento se les fue mientras grababan Camisa de fuerza, que es una de las canciones menos inspiradas que escuché en mi vida. Tiene una melodía flojísima y unos “ya ya ya ya” que suenan totalmente estúpidos y fuera de lugar. La letra habla sobre un loco encerrado que quiere romper todo, lo cual es bastante controversial para la época. Claro que con esa música tan idiota ni los más conservadores se la podrían haber tomado en serio. Su contracara, Cementerio, es buena solo por comparación. Al menos el jangle de la guitarra y las armonías “fantasmales” son algo, pero no me muero de ganas por volverla a escuchar. La letra también mejora un poco, con imágenes como “cuando en un cráneo roto la cerveza se sirvió/con lápidas de mesas y ataúdes de sillón”. No parece la gran cosa hoy en día, pero en su momento debe haber llamado la atención de algunos, y al menos logra encajar un poco con la música. Por cierto, ¿la cerveza no debería caerse por los cuencos de los ojos?
A partir de acá se pierde el orden cronológico de las canciones, pero lo voy a mantener. Te amo es pegadiza y poco más. No tengo mucho que decir de ella. Si tengo bastante que decir sobre Fugitivo de Alcatraz, que es mucho mejor. El público también era consciente de lo superior que era, ya que recibió más atención que su lado A y se convirtió en uno de los temas más representativos del grupo. Es una masa de sonido que, más que sonar, se retuerce sangrientamente. En esa guitarra, ese ritmo machacón y esos alaridos desquiciados no existe el más mínimo buen gusto. Lo único que transmite es urgencia y necesidad de escapar. Es lógico, ya que la letra habla sobre un escape de la isla de Alcatraz. Para añadirle más color a este paisaje, se añaden ladridos y sonidos de sirenas (que no me sorprendería que hubieran hecho los propios músicos con su voz, visto como cantan). En lo personal, siento los gritos demasiado molestos y exagerados, pero la música es de primera. ¿Quién estaba interpretando cosas así en Inglaterra o Estados Unidos? El grupo puede no haber inventado el punk, pero ciertamente sabía lo que se iba a venir en una década.
Salvaje también es punk, pero en una forma más embrionaria, ya que el tono de guitarra no tiene tanto punch como debería (curioso, porque no es muy distinto del que tienen las demás canciones). Igualmente, la línea es buena, y el ritmo (que parece una estampida de caballos) atruena. Es de las mejores. El entierro de los gatos es historia aparte. Erwin dice que no tiene precedentes. “Es una cosa tan tarada que está fuera de la historia de la música” dijo en una nota de Noisey. Tampoco diría que es tan así, pero sí que su mezcla de elementos resulta poco común. La guitarra símil cítara (que en otro contexto podría considerarse psicodélica), su batería estruendosa y los gritos totalmente desquiciados conforman un mejunje que bandas con mejor técnica jamás habrían hecho. El riff es muy bueno, y mientras que otras canciones hubieran metido requintos o solos que cambiaran de aires, acá se repite siempre lo mismo, con unos mínimos cambios de notas cuando la guitarra queda sola. Increíblemente, logra funcionar a la perfección. Vuelve a hartarme tanto griterío, pero es muy buena en general. Vuelve a tener algunos elementos en común con el punk, pero tampoco llega a serlo. De nuevo llama la atención la letra, que habla sobre la muerte del jefe de una pandilla (al que se refieren como “el gato mayor”) y como este es reemplazado, para que el protagonista del tema planee matar a ese reemplazante y convertirse él en jefe.
Desgraciadamente, las dos últimas grabaciones no son muy destacables, pero hay que terminar con esto. Me retracto de lo que dije hace rato y admito que Besando a otra podría llegar a ser comparable con el género de los peinados pinchudos si es que uno está muy distraído, pero suena demasiado inocente. Está más cerca de los primeros Beach Boys que de los Sex Pistols o los Dead Kennedys. Nos queda Intensamente, que al menos presenta una buena guitarra rematando cada línea de los versos y un estribillo con una melodía algo lograda. Además, me da risa que cuando cantan “mi ansia de amar” suelo entender que dicen “el gran Saiyaman” (se ve que estos tipos no solo inventaron un estilo musical, sino a un personaje de anime. Todos unos adelantados).
Acá termina la ni muy larga ni muy prolífica carrera de este singular grupo peruano. Honestamente, no siento que la leyenda esté a la altura de las circunstancias.  Es cierto que hay canciones que parecen mentira que se hayan grabado a mediados de los 60 y en América Latina, ya sea por su música o por el tema de las letras, y que un puñado llegan a ser brutalmente buenas. El asunto es que a mí me importa más el valor musical que la innovación (que tampoco es que sea tan innovador), y de estos doce temas, solamente cinco o seis sigo escuchando por motivos que no sean escribir sobre ellos. Como dije hace un rato, luego de su reunión, la banda empezó a interpretar canciones que tenían escritas por aquél entonces pero que nunca habían ensayado ni grabado. Menos mal que no lo hicieron, porque eso hubiera hecho notar aún más su inconsistencia. Lo recomiendo, pero más como un documento histórico que como un disco para disfrutar al 100%.

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