miércoles, 20 de julio de 2022

Michael Jackson - Thriller




Nota: 8+
Mejor tema: Billie Jean.
Peor tema: The Lady in my Life.

1)      Wanna be Startin’ Somethin’
2)      Baby be Mine
3)      The Girl is Mine
4)      Thriller
5)      Beat it
6)      Billie Jean
7)      Human Nature
8)      P.Y.T. (Pretty Young Thing)
9)      The Lady in my Life


Sí, gente. Ando muy comercial en estos días. Después de haber hablado de Boston, me decido a hacer una reseña de ni más ni menos que el disco más vendido de todos los tiempos (¿Sigue teniendo ese record?): «Thriller». Disco de uno de los artistas más conocidos y vendibles de todos los tiempos: Michael Jackson. Igualmente, quienes me conocen saben que yo le doy oportunidades a todo el mundo. Si alguien hace un trabajo que me llame la atención, hablo de él sin importar su género ni quién sea el que lo hizo. Dicho esto, empecemos.

Esta vez no voy a dar muchos detalles de la vida de Michael, ya que todo el mundo conoce los detalles. Mejor hablo un poco de este disco y ya. Todos sabemos que este es un producto en todo sentido. Calculadísimo de principio a fin. Pensadísimo y perfeccionado hasta el asco no solo en lo musical, sino en la imagen del artista responsable de su creación. Ya que mencioné a Boston al inicio, la verdad es que el trabajo que hay detrás de este disco (más allá de su calidad musical) hace que Tom Scholz parezca un improvisado. Sí, este disco no solamente es música. Es escenografía, es videoclips, es independencia artística y financiera para el nuevo ícono… es impacto cultural, en otras palabras. Básicamente cambió la forma de interpretar la música, en cierta forma. No solo la música, sino la forma en la que los artistas manejan sus royalties. Este disco es cultura pop con todas las letras. Y acá es donde entro yo a hablar de él.

Hay mucha gente (incluso yo mismo estuve en ese lugar en algún momento) que va a decir que el disco no es innovador y que no entienden por qué tanta alharaca al respecto. Bien. Algo de razón tienen en parte. Este disco no inventa nada nuevo en el aspecto musical. Es música pop y disco. Muy bien hecha quizás, pero sin experimentación con géneros (más allá del crossover con Eddie Van Halen en Beat it, cosa que ya existía de antes igualmente), sin imágenes poéticas importantes, sin nada que salga de ordinaria música pop y disco. Sin embargo, les voy a contar algo de mis días de universitario. Cuando estudiaba periodismo, una de las materias que teníamos era economía. En algún punto llegamos a hablar del concepto de «tecnología». Todos los estudiantes teníamos la concepción de que la tecnología es algo súper avanzado y hasta abstracto en algún punto. El profesor, entonces, nos explicó que cualquier avance que facilite la producción o la vida diaria, sin importar lo insignificante que sea, es un avance tecnológico. Y nos dio un ejemplo muy básico: algo tan simple como cambiar la posición de una máquina para que nos resulte más cómodo y práctico usarla es de por sí un avance tecnológico. ¿A qué quiero llegar con esto? Simple. Lo que quiero explicar es que no se necesitan veinte cambios de ritmo complejísimos, una fusión de treinta géneros en una misma canción y una letra de veinte hojas que mezcle historias futuristas con el día a día para ser innovador. A veces, algo tan simple como la persona detrás de las canciones y la presentación de estas puede bastar para ser innovador. Michael Jackson les abrió la puerta a muchos otros artistas negros y, con la mera elaboración audiovisual de las canciones de este disco, realizó un cambio hasta cultural en la industria musical. Y todo con un set de canciones que en sí no proponen nada novedoso. Si eso no es innovador, no sé qué cosa sí lo es. Y habrá quienes digan que eso no es gracias al disco y la música, sino a la publicidad. A ellos les digo, por muy buenos que fueran los Beatles, ¿se piensan que estarían donde están si no fuera por la plata y la publicidad? Vivimos en un mundo regido por la plata y el estatus. La música, como acto social que es, no es ajena a esto. En definitiva, un disco innovador de una forma u otra.

Ahora, independientemente de su valor cultural y su importancia histórica, ¿qué tal es el disco como producto que uno se sienta a escuchar y a disfrutar? Pues… es muy bueno. No, no es la obra maestra que la crítica y los fans nos quieren hacer creer. Tiene algunos problemas incluso en sus mejores canciones. El propio Jackson traiciona un poco su idea de crear un disco donde cada tema sea una obra maestra. Ciertamente no está a la altura de ese ideal, pero el disco igualmente es muy sólido sin una sola canción verdaderamente mala. Michael empieza a despegar como compositor. Si bien algunos de los mejores temas son de la autoría de sus colaboradores, cuatro de estos (Wanna be Startin’ Somethin’, The Girl is Mine, Beat it y Billie Jean) son suyos, y tres resultan ser lo mejor del disco. También puede considerarse innovador que, en un género regido por compositores a sueldo, venga el intérprete de las canciones a componer sus propios temas y que además sean tan buenos. Tal y como hicieron los Beatles en los 60 (no, no estoy diciendo que Michael Jackson sea tan bueno como los Beatles. Ni en sueños. Es solo que es imposible no trazar este paralelismo). Pero suficiente. Hablemos de estos nueve éxitos.

¿Y qué mejor forma de arrancar que con un éxito seguro? Wanna be Startin’ Somethin’ es un ritmo pegadizo tras otro, un gancho pegadizo tras otro, y un ambiente algo alegre para la letra que ataca duramente a la prensa acosadora y chimentera. Pero funciona, sobre todo ese final que toma prestado del tema Soul Makossa de Manu Dibango. Esto lo metió en problemas legales ya que no había pedido permiso para usar esa canción. ¿Qué le vamos a hacer? Es el final ideal para el tema, así que no había otra que robar. Por cierto, robar es malo. También compuesta por él fue la canción Beat it, con el único riff rockero del disco, su melodía vocal pegadiza que culmina en el estribillo dinámico y hechizante y el solo de guitarra casi metalero cortesía de Van Halen. Esto último prueba que, afortunadamente, los músicos no son tan cabeza de tacho como los fans a la hora de juntarse con músicos ajenos a su palo. Billie Jean es mi favorita del disco, por su parte. Tiene ese ritmo seductor, oscuro y bailable a partes iguales. Las diferentes melodías vocales son una mejor que la otra, sin que los guturales y los gritos la arruinen lo más mínimo. Lo único que me molesta es que, durante uno de los versos, la parte cantada se vea interrumpida por el aviso de que el acceso a la otra isla se cerró por culpa de un huracán, pero el resto está bien. Por cierto, quien capte esta referencia se gana un caramelo Media Hora. El último y más discreto tema compuesto por él es The Girl is Mine, interpretada en colaboración con Paul McCartney. Más allá de la gracia o no que pueda hacernos la idea de estos dos cantantes peleándose musicalmente por quién se va a quedar con la chica que ambos aman, no presenta mucho entretenimiento en lo musical. Muy bonita y todo, pero necesito melodías. Al menos plantó la semilla de lo que serían las batallas de gallos de hoy en día, supongo.

El resto de las canciones fueron compuestas por Rod Temperton, con excepción de la balada Human Nature y de Pretty Young Thing. La primera es obra de Steve Porcaro de Toto y de John Bettis, y es uno de los mejores temas del disco. Sí, será una balada sobreproducida y plástica, pero sus sintetizadores son envolventes a más no poder, y su estribillo es encantador. Diría que es uno de los mejores intentos de Michael Jackson en el terreno de las baladas. No necesariamente espectacular, pero sí rebosante de buen gusto y placentera como ella sola. La otra es una creación de James Ingran y de Quincy Jones, y es un tema disco sin mucho interés. Destaco tres cosas, igualmente. En primer lugar, la introducción algo similar a la del tema Don’t Stop ‘Til You Get Enough de su anterior disco (solo que vagamente más delicado). En segundo lugar, el estribillo pegadizo adornado con voces robóticas y un efecto de sintetizador. Por último, lo ágil que es su ritmo. O sea, uno más uno más uno es igual a… un tema decente, aunque de lo menos vistoso del disco.

Al final tenemos las ya mencionadas canciones de Rod Temperton. Lo más radiable, destacable, adorable, memorable, bailable y todo lo que termine con «-able» es el tema título, muy famoso por su videoclip. Es de las más efectistas y sobreproducidas del trabajo entero, ya que a cada rato hay efectos de sonido, doblados de voz, tenemos a Vincent Price recitando al final… sí, la canción es soberanamente estúpida y no da miedo, pero al menos es así a conciencia. No pretende ser terrorífica, sino ser una burla y, como tal, funciona de maravillas. El ritmo disco medio oscuro es infeccioso hasta la médula, los versos son un prodigio de la pegajosidad, el estribillo es el remate maestro a los versos y, si bien no me gusta mucho la parte recitada, al menos el ritmo se mantiene sólido y estable de inicio a fin. Amo el tema, sin importar lo quemado que esté. Por su parte, Baby be Mine es otro tema disco y bailable con interesantes ribetes de sintetizador pero más pegadiza por su ritmo que memorable por sus melodías. The Lady in my Life, por su parte, es una balada que no puede ni atarle los cordones a Human Nature. Rescato lo delicado de la interpretación de Michael, que parece una mujer cantando por momentos. Sin embargo, su melodía es casi nula y esos «All over/all over/all over…» son molestos. Una forma no muy destacable de cerrar este disco.

Muy bien. Si sumamos todo, ¿qué tenemos? Bueno, tenemos un muy buen disco que, como casi siempre suele pasar en estos casos, su valor cultural supera por mucho a su valor musical. Esto no significa que el resultado final sea malo. Todo lo contrario. Es un trabajo notable que ofrece varios temas para la posteridad y que, sin ofrecer nada innovador en sí mismo, puso patas para arriba a toda la industria. Puede que, en cierto punto, este disco sea objeto de nostalgia en líneas generales, pero nadie le quita lo que logró en su momento. Una de las poquísimas revoluciones musicales (en su sentido más amplio) de los ochenta, y realizada desde el lado del «enemigo» (si es que queremos considerar como tal a la música dance). No es necesario que vayan corriendo a comprarlo, tanto porque sus viejos ya deben tenerlo como por el hecho de que no es ninguna obra maestra, pero aun así es muy recomendable.

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