domingo, 17 de julio de 2022

Boston - Boston


Nota: 9+
Mejor tema: Peace of Mind.
Peor tema: Let me Take You Home Tonight.


1)      More Than a Feeling
2)      Peace of Mind
3)      Foreplay/Long Time
4)      Rock and Roll Band
5)      Smokin’
6)      Hitch a Ride
7)      Something About You
8)      Let me Take You Home Tonight


«Listo, Motorik. Te fuiste a la mierda. Yo te respetaba porque hablabas de grupos excelentes y, en algunos casos, desconocidos. Ahora estás hablando de porquerías comerciales de la radio, como Boston. Chau, nos vimos» dijo nadie nunca, ya que casi nadie me comenta el blog. Sin embargo, en un mundo ideal en el que tuviera más lectores y comentaristas, esta sería la reacción generalizada. Estoy seguro. Y sí, sé que esta banda llamada Boston no es precisamente la cúspide de la creatividad humana, pero tampoco es ninguna porquería. Al menos, su primer disco (ingeniosamente llamado como la banda. Nótese el sarcasmo) no resulta ser ninguna porquería. Todo lo contrario. Es muy muy bueno. Pero ya vamos a llegar a eso.

Boston es una banda surgida en el conurbano bonaerense y es famosa por ser una de las primeras bandas argentinas en lograr éxito mundial. Nah, mentira. Es de Massachusetts, más específicamente de Boston (y sí…). Su líder es Tom Scholz, quien asistía al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), y fue ahí donde escribió el instrumental Foreplay. Durante esta época, se sumó a la banda Freehold, en la cual conoció al guitarrista Barry Goudreau y al batero Jim Masdea, futuros miembros de la banda. Después de graduarse con una maestría, Scholz empezó a trabajar para Polaroid, y usaba su salario para construir un estudio de grabación en su sótano y para financiar demos grabadas en estudios profesionales. Estas demos incluían al cantante Brad Delp (que se sumó al colectivo en 1970) y a los ya mencionados Goudreau y Masdea, mientras que Tom hacía las partes de guitarra, bajo y teclados. Su trabajo fue enviado a diferentes casas disqueras y rechazado cada vez. En el 73, Tom formó la banda Mother’s Milk con los mismos miembros, pero se separó un año después, aunque Scholz siguió trabajando con la misma gente para crear demos nuevas, entre las que se incluyen varios de los temas que aparecerían en este disco (aunque algunos con otro nombre). Estas demos atrajeron la atención de Paul Ahern y Charlie McKenzie. Masdea dejó el grupo durante esa época y, según Tom, los managers insistieron con que el susodicho debía ser reemplazado antes de que la banda consiguiera un contrato. Además de la partida del baterista, la compañía le insistió a Scholz que regrabara sus demos en un estudio profesional, con lo que este no estuvo de acuerdo, ya que él quería usar su propio estudio para trabajar a su ritmo. Al final llegaron a una solución salomónica: Mandarían a la banda a grabar a Los Ángeles para contentar a la disquera, mientras Tom grabaría en su casa. Al final, las cintas fueron enviadas a Los Ángeles, donde Delp puso la voz y el álbum fue mezclado por John Boylan. Y la banda pasó a llamarse Boston por sugerencia del mencionado Boylan y el ingeniero Warren Dewey.

Mierda, cómo me cansó transcribir el artículo de Wikipedia por enésima vez.

Ahora sí. Pasando a hablar del disco, fue publicado finalmente en 1976, y fue un éxito inmediato. De hecho, en su momento fue el debut más vendido por una banda estadounidense (hasta que le afanó el puesto «Appetite for Destruction» de Guns and Roses). Si es merecido o no ese éxito es una cuestión de perspectiva. Una cuestión de por dónde lo miremos. Sí, ciertamente está lejos de ser el mejor debut siquiera de una banda estadounidense. Para eso tenemos cosas superiores como «Safe as Milk», «Spirit» o «Freak Out» por nombrar algunos. Aunque claro, aquellos discos estaban destinados a todo menos a ser un éxito comercial. Las posibilidades de los mencionados de entrar en las listas de éxitos y ser superventas eran mínimas, por no decir nulas. Además, está la cuestión de las intenciones de cada banda. Mientras aquellos buscaban romper barreras y ofrecer nuevas formas de interpretar la música, este disco de Boston buscaba ser un éxito radial. No buscaba abrir nuevos caminos ni ser revolucionario o artístico. Con base en estas observaciones, podemos decir que el éxito de ventas de este trabajo es bien merecido ya que, para ser un producto comercial, es inmaculado. La producción es lujuriosa, las melodías son muy buenas, rockea de lo lindo cuando quiere rockear… todo está en perfecta armonía.

Bueno, no todo. Por algo tiene un nueve. Es decir, es excelente, pero no una obra maestra. Tom Scholz es un compositor talentoso, de eso no hay dudas. De estas ocho canciones, seis y media son de su autoría (Smokin’ está compuesta en colaboración con Delp, y Let me Take You Home Tonight es una composición solista de este último), y ciertamente están por encima de lo que un mentecato como yo y tantos otros podrían hacer, pero a la vez están por debajo de lo que genios como Lennon, McCartney, Townshend, Jagger o Richards podrían ofrecer. Digamos que podríamos llamar a Scholz un «genio de segunda categoría», que puede entregar algo tan genial como las melodías de More Than a Feeling o Peace of Mind, pero que tampoco te abre la cabeza en el sentido de los mencionados compositores. Pero es un disco muy sólido en líneas generales, cuyos momentos álgidos son inolvidables (aunque sea en el marco del rock radial) y cuyos puntos bajos son algo más ordinarios pero entretenidos. Siempre está ese gancho vocal o de guitarra que hace a la canción, incluso cuando es de segunda categoría. Vamos a probar este punto con las propias canciones.

Empecemos por el principio. Un arpegio romanticón abre el tema More Than a Feeling y, por extensión, al disco. Después viene Brad a cantar dulzonamente, se suman los solos armónicos y después llega el momento favorito de todo radioescucha: el estribillo. «More than a feeling/When I hear that old song they used to play/I begin dreaming/’Til I see Marianne walk away/I see my Marianne walkin’ away». Noten cómo, en la penúltima línea del estribillo, todos aumentan la intensidad a tope y, ya en la última, se ponen más delicados. Si eso no es un tremendo gancho, entonces no sé qué cosa sí lo sería. Después se repite el esquema con algunas variaciones. Puede ser un típico tema azucarado para la radio, pero que nadie me niegue la magia de esa melodía, la tremenda expresividad de Delp y la brujería que hace Scholz con la guitarra y el estudio. Sí, es un tema azucarado para la radio, pero uno con el que otras bandas solo pueden soñar con componer. Y Peace of Mind es todavía mejor. Tiene un poco de todo. Primero tenemos esa puñalada acústica y veloz con la que abre el tema, después viene el tremendo riff melódico, luego entran los versos muy al estilo de los Rolling Stones del «Exile on Main Street» que le abren paso al antémico estribillo que, a su vez, le abre la puerta al solo de guitarra, tan melódico y perfecto como el riff principal. Tras otra vuelta a los versos y al estribillo viene el final, y qué final. En primer lugar se repite la introducción pero en formato eléctrico y, luego, el riff principal con más potencia que nunca. Es uno de los temas de rock radial más perfectos que se pueden haber concebido. Si la música hecha para vender fuera así de buena con más frecuencia, escucharía la radio todo el día.

Después de ese brillante golpe doble, viene Foreplay para convertirlo en un golpe triple. Una introducción sinfónica y grandilocuente que funciona muy bien. Solía odiarla, pero ahora me agrada. Además, le da paso a uno de los puntos álgidos del disco: Long Time. Este tiene muy buenos solos, una melodía vocal de calidad, buenos detalles creados por el órgano, una gran alternancia entre guitarras eléctricas y acústicas y las secciones con palmas, que en el papel suenan a una ridiculez, quedan muy bien. Además, tiene un algo nostálgico que me encanta y me pinta una sonrisa en la cara. Siempre me hace imaginar a la banda tocando en una reunión colegial de esas que se hacen para recordar los buenos momentos de los años de escuela. Grandioso. Rock and Roll Band es precisamente un tema de rock and roll básico, pero pasado por el sonido especial del grupo. Es decir, pasamos del tema más largo y complejo del disco al más simple y corto. El riff es regio y su melodía es altamente pegadiza. Sin embargo, en este tema siento que la sobreproducción no queda tan bien. Es un tema muy simple para un sonido tan recargado. Aunque tampoco me voy a quejar, porque la canción es genial. Cuando un tema es bueno, se nota sin importar cómo lo arruinen. Tampoco es que lo arruinen, solo que pierde un poco de fuerza. Sigue encantándome de todas formas.

Voy a decirles la verdad. No tengo recuerdos de haber escuchado ningún tema de Boston en la radio. Será porque no escucho mucha radio o porque ya no se dignan a pasar música de calidad. No lo sé. El caso es que Smokin’ sería una excepción. Este tema sí que lo escuché en la radio. Ni más ni menos que en K-DST de GTA San Andreas, con Tommy «Nightmare» Smith como presentador. Sí, otra vez vengo a romperles los cocos con GTA, ¿pero qué le voy a hacer? Fue una parte importante de mi educación musical. Y fue una gran elección para el juego, si me lo preguntan. Su riff rápido es aplastante y el estribillo es de lo más pegadizo. Pero eso no es todo, sino que también tenemos un matemático pero humeante (¿entienden? Humeante=Smoking. Jajajaja. Bueno, chiste malísimo) solo de órgano bien sabroso, además de una sección con clavicordio y rasgueos de guitarra que suenan como sacados de alguna película, pero todavía no se me ocurre de qué género. El tema termina abruptamente y nos deja cansados y transpirados, en el buen sentido. Un gran tema. Y Hitch a Ride es todavía mejor. Empieza con una bellísima melodía acústica que nada tiene que envidiarle a More Than a Feeling, la melodía vocal y la entonación de Delp son más dulces que nunca, y el estribillo es ensoñador como él solo. Pero después llega el solo más recargado y antémico que crea un gran contraste con lo que venía siendo la canción. Igualmente, si extrañaban la delicadeza, al final se repite la introducción acústica para cerrar como si nada. Gran pero gran canción.

Los dos últimos temas ya no son tan espectaculares, pero tampoco tienen nada que pueda considerarse malo o desagradable al oído. Something About You es un rock más melódico y con toques de pop, que presenta otra buena melodía vocal apta para que cante un estadio entero. Las armonías vocales son de buena calidad y las guitarras crujen. Perfectamente disfrutable. Let me Take You Home Tonight es la única canción que no fue compuesta por Tom, sino por Delp, y no casualmente es la más floja del disco. Ojo, es floja es comparación con la alta calidad que venían demostrando, pero en sí no tiene nada de malo. Es más, hasta diría que sus toques de country y góspel crean un buen contraste con lo que venía siendo el resto del disco, y su coda rockea. Claro que todo esto no valdría de nada si sus melodías y arreglos no fueran gustosos. Lo son, así que está todo bien. Siga adelante, señor policía.

Mierda que me costó escribir la reseña esta. La tuve que modificar una y mil veces. Supongo que este nivel de perfeccionismo es el mejor homenaje que se le podría hacer a Tom Scholz. Con respecto al objeto de reseña y para ir concluyendo, este disco es un excelente placer culpable. Bah, no sé si llamarlo así, ya que ese término implica que el producto no es bueno, y este disco sí que lo es. Es grandioso, incluso. Algo excesivo, sí, pero esta gente es lo bastante talentosa como para no arruinar estas canciones con la bombástica. Es más, puedo decir que, salvando excepciones, esa bombástica es parte del encanto del disco. Es grande y ruidoso, pero siempre dentro del reino del buen gusto y de la inteligencia. Todavía no escuché mucho más de Boston fuera de este disco, tan solo algunos temas sueltos. Sin embargo, no sé si recomendaría mucho lo que sigue, ya que parece menos interesante. Ni siquiera sé si les recomendaría un compilado de ellos, ya que no vi ninguno que tenga todos los temas esenciales a la vez. Al final solo puedo decirles que escuchen este disco y ya. Dejen el esnobismo de lado y acepten que este trabajo es genial. Ojalá el rock de FM fuera así de bueno con más frecuencia. Qué sé yo. Aguante el debut de Boston, vieja. No me importa nada.

Por cierto, me di cuenta hace relativamente poco de que las naves espaciales de la portada son guitarras. Me siento un pelotudo por no haberme dado cuenta antes.

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