lunes, 7 de junio de 2021

Rainbow - Ritchie Blackmore's Rainbow


Nota: 9+
Mejor tema: Catch the Rainbow
Peor tema: If You Don’t Like Rock ‘n’ Roll
 
  1)      Man of the Silver Mountain
  2)      Self Portrait
  3)      Black Sheep of the Family
  4)      Catch the Rainbow
  5)      Snake Charmer
  6)      The Temple of the King
  7)      If You Don’t Like Rock ‘n’ Roll
  8)      Sixteenth Century Greensleeves
  9)      Still I’m Sad 

Heavy metal una vez más, gente. Sé que me tienen como un tipo fanático del pop de los 60 y, cuando mucho, del hard rock de los 70 y el avantgarde moderado. Sin embargo, como mis comentarios hacia bandas como Judas Priest, Overkill o Black Sabbath lo atestiguan, también me gusta el metal. De hecho, este género fue parte de mi entrada al mundo de la música. Sin grupos como Iron Maiden o Metallica, probablemente hoy seguiría pensando que Los Ratones Paranoicos o La 25 son tan buenos como el rock puede ponerse. Pero bueno, sé que no quieren escuchar mi historia ya que no soy famoso ni importante, así que vamos con el que podría considerarse uno de los grupos padres del género de las camperas de cuero y tachas, aunque en su vertiente “armaduras de metal y espadas”.

Pero antes, un poco de contexto. Todo comenzó en Deep Purple. Tras la salida de Ian Gillan y Roger Glover (que fueron reemplazados por David Coverdale y Glenn Hughes), la banda parecía más dispuesta a adoptar diversos estilos. Ritchie Blackmore quería que la banda grabara una versión del tema Black Sheep of the Family y su canción Sixteenth Century Greensleeves, pero el grupo rechazó el pedido (“gracias, vuelva prontos” fue lo que le dijeron). Fue ahí que decidió grabar la canción con Ronnie James Dio y con los miembros de la banda de este: Elf. A la banda le gustó tanto trabajar en equipo que decidieron grabar un disco entero. Y así lo hicieron. Este disco fue grabado entre febrero y marzo de 1975 en Múnich, Alemania, y el nombre de la banda fue tomado del bar Rainbow Bar and Grill ubicado en West Hollywood. Muy breve lo hice, sí, pero ya saben cómo dice el dicho: “Dios da pan al que no tiene dientes”. Bueno, no era ese, pero me entienden.

Sinceramente, y a pesar de que soy un gran fan de Dio, nunca escuché Elf. Solo lo escuché acá, en Black Sabbath y algunos discos solistas. Al principio solía pensar que su mejor trabajo lo hizo con Sabbath. Admito que el hecho de que yo fuera fácil de impresionar cuando escuché esos trabajos me jugó en contra. O sea, tanto “Heaven and Hell” como “The Mob Rules” son excelentes discos, y siempre los voy a defender como dos joyitas infravaloradas, pero es obvio que son una continuación espiritual del trabajo de Dio en esta banda, aunque en ese momento no lo supiera por no haberlos escuchado. Luego pasé a pensar que su mejor trabajo fue en solista, con “Holy Diver” como su pico absoluto, ya libre de las ataduras de no ser el líder absoluto de los proyectos en los que participaba. Sin embargo, a pesar de que me encanta ese disco y sin duda está entre lo mejor que hizo en su vida, tenía que haber algo más. Algo que definitivamente mostrara todo su potencial. Ese potencial estaba en Rainbow, la banda que lo lanzó al estrellato y que yo todavía no había escuchado. Ahora que lo hice puedo decir que sí, que acá está su pico absoluto. Con Tony Iommi fue genial, con Vivian Campbell fue sublime, con Ritchie Blackmore fue algo más. Y parte de la responsabilidad de ese “algo más” la tiene este debut. Pasemos a hablar de sus características.

Sí, dije “características” y no “virtudes” o “grandezas”. No es que el disco no las tenga. Pueden ir más arriba y ver tanto la nota que le puse como a cuántos temas coloreé de rojo. Pero tengo que aclarar algo primero. Ese algo es que no creo que este sea el mejor disco en el que Dio participó en su vida o siquiera el mejor disco de Rainbow. La respuesta a ambos es “Live in Germany 1976”. Sí, ese trabajo tiene las mejores versiones posibles de las mejores canciones de la mejor etapa del mejor cantante de heavy metal (y hasta me animaría a decir que es mi disco favorito del género) pero hay dos cosas que me hacen no considerarlo el más apto para apreciar su voz y hasta su composición. En primer lugar está el hecho de que, debido a la naturaleza de Blackmore como líder de la banda, lo que más destaca en ese directo es la tremebunda interpretación instrumental. Por más que Dio se cante todo en ese álbum y sin errarle a una nota, el mayor protagonismo lo tiene lo que hace la guitarra, quedando así nuestro enano preferido en segundo plano. En segundo lugar, y esto se liga con lo primero, por esa fijación en el “jamming”, los tonos de guitarra, los solos y los riffs ganan en poder pero pierden en atmósfera y diversidad y terminan sonando como monstruosas masas de sonido que sí, son fantásticas, pero pueden llegar a agotar un poco. Por eso creo que, aunque “Live in Germany” es el mejor disco con Dio, “Ritchie Blackmore’s Rainbow” es el mejor disco de Dio, si entienden a lo que me refiero. En este debut, Ronnie es tan imprescindible como todo el resto de sus compañeros. Nadie tapa a nadie. Las canciones están más diseñadas para lucir en su composición y conjunción que para lucir los individualismos de cada miembro. Además, gracias al uso de diversos tonos de teclado y guitarra y a las sutilezas instrumentales, las canciones logran un cierto colorido y diversidad de matices que las versiones en vivo no tienen. Por eso creo que este álbum es el más adecuado para apreciar a Dio en su mejor forma a nivel voz y a nivel imaginería (con este término no me refiero solo a las letras, sino a su estilo musical). Ahora sí, a las canciones.

Primero que nada, tengo que decir que un 99% de las canciones son excelentes. La única que siento fuera de lugar es If You Don’t Like Rock ‘n’ Roll, que no tiene nada de malo hasta que nos damos cuenta de que es un boogie tipo años 50. En un disco de 1975. Grabado por Rainbow. O sea, se supone que Rainbow es “Calabozos y dragones”, no “Pantanos y cocodrilos”. Déjenle este tipo de cosas a los Allman Brothers o a Creedence Clearwater Revival, que ese es su terreno, no el de ustedes. Pero bueno, admito que puedo estar exagerando. Como dijo Starostin, “si una canción se siente fuera de lugar en un disco, escuchala con atención. Si es buena, te vas a acostumbrar a ella. Si no te acostumbrás a ella, nunca fue tan buena en primer lugar”. Como nunca me acostumbré a ella, eso quiere decir que no es demasiado buena que digamos. Por culpa de este tema solo no le pongo un diez al disco. Qué lástima.

Ahora, ¿El resto de las canciones? Geniales de la primera a la última. Man of the Silver Mountain abre con un riff muy a lo Smoke on the Water, solo que menos rockero y más místico (aunque también rockea lo suyo). Después entra la pegajosísima y alegre melodía vocal que alcanza su apogeo en el estribillo, con esas notas altas (“I’m the man of the si-I-ilver mountain”) que desgraciadamente se pierden en la versión del “Live in Germany”, como bien dijo nuevamente Starostin. Y el solo rebosa mitología élfica. Qué buena forma de empezar un disco. Self Portrait es un medio tiempo con otra melodía vocal de alta calidad, solo que más amenazante, llegando a su punto más alto, irónicamente, con los “down, down, down, doooown” del estribillo. Me encanta. Black Sheep of the Family es el tema que llevó a la creación de este grupo. Una versión de un tema de la banda Quartermass, la cual no conocía y todavía no escuché nada de ella. Ni siquiera la versión original de este tema. Es otra canción alegre y poppy, llena de júbilo y con grandes estribillos y un tremendo puente. Sí, puede no remitir a mitologías épicas como otros temas de este disco, pero está tan bien lograda que su presencia acá es más que bienvenida (contrario a lo que pasa con Rock ‘n’ Roll).

Catch the Rainbow es conocida por el “préstamo” que hace de Little Wing de Jimi Hendrix. Sí, el parecido es innegable, pero el grupo se las arregla para convertirla en una experiencia en sí misma. En primer lugar, la melodía vocal de Dio es de una belleza indescriptible. Incluso su “poesía” me parece bastante decente por una vez. Después viene la guitarra y los solos. Con ese tono líquido y los solos extendidos, es obvio que una copia total no iba a ser. Es decir, pone de su parte para crear algo nuevo a partir de las influencias. Sobra decir que es mi favorita del disco. Snake Charmer es todo lo contrario. Mucho más movida y funki. Tengo entendido que una de las razones por las que Blackmore dejó Deep Purple es porque no le gustaba la influencia que el funk empezaba a tener en la banda. De ser así, resulta bastante hipócrita que haga uso de ese tipo de ritmos acá. Pero es perdonable, pues es pura gloria. Tanto los versos como el estribillo tienen la particularidad de ser pegajosos y amenazantes al mismo tiempo, y los solos de guitarra que invaden toda la canción son de lo más entretenidos. De hecho, me animaría a decir que la canción es un solo de guitarra de cuatro minutos y medio con versos y estribillo. The Temple of the King es otra balada, pero esta vez más folk. La voz es encantadora, el estribillo resulta más oscuro por momentos y más estimulante en otros (y con una cadencia rara. Como si Dio se esforzara con su fraseo por alcanzar a la guitarra), y el solo melódico es increíblemente sensual. Un manjar para los oídos.

Después de la torpe If You Don’t Like Rock ‘n’ Roll viene Sixteenth Century Greensleeves, que es el otro tema que Ritchie quería grabar con Deep Purple. Empieza con un riff que, como el amigo Jesús Gran hizo notar, remite a Into the Fire de Purple (que este a su vez remitía a Heartbreaker de Led Zeppelin y a 21st Century Schizoid Man de King Crimson) pero que acá logra sonar más original, irónicamente. Dio empieza cantando lentamente, siguiendo el riff. Para el final, empieza a desatarse más y más hasta la locura. A destacar también los tremendos solos y el bajo que camina lento en posición de amenaza. Y para cerrar esta obra nos queda Still I’m Sad, que es un cover de The Yardbirds. Rainbow le da un giro de 180 grados, ya que lo que era un tema reposado y con densos arreglos vocales acá se transforma en un instrumental que rockea cielo, tierra e infierno. Los riffs y solos retumban y el ritmo nos hace bailar descontroladamente. ¿Quieren saber qué es lo más sorprendente de esta versión? No, no es ni el hecho de que la hayan transformado por completo ni el hecho de que funcione tan bien. Lo más sorprendente de este cover es que, a pesar del cambio tan radical que le hacen, logra mantener esa sensación de trascendencia por sobre lo terrenal que la original también evocaba. Es decir, a pesar de la forma, la canción es completamente leal en espíritu al tema de los Yardbirds. No hace falta decir que logran hacerlo encajar con el ambiente general de este disco. Una gran forma de cerrar.

Nada más que agregar. Así de bien empezaban las cosas para este grupo de Ritchie Blackmore. Parecía que ahora podía desenvolverse libre de la influencia de sus compañeros de Deep Purple. Aunque seguiría sacando grandes trabajos con Dio al micrófono, nunca volvería a alcanzar este nivel tan excelso en el estudio. Es decir, “Rising” es muy bueno, pero ahí empezarían a aflorar los virtuosismos individuales por sobre el compacto trabajo en conjunto. “Long Live Rock and Roll”, por su parte, recuperaría parte del nivel que se escucha acá, pero no lo igualaría ni por las tapas (por decirlo de forma suave). Sobra decir que considero a este debut tan bueno como los mejores discos de Led Zeppelin (quienes me gustan, pero tampoco me causan fanatismo) y que supera a lo que empezaría a hacer Deep Purple. Black Sabbath sacaba este mismo año el glorioso “Sabotage”, pero después vendría su breve decadencia. Cuando Dio se fuera de acá, iría a Black Sabbath para iniciar la corta etapa de plata de este grupo y la decadencia de Rainbow. Aunque ya me estoy adelantando. Eso es para otro día.


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