Mejor tema: Catch the Rainbow
2) Self Portrait
3) Black Sheep of the Family
4) Catch the Rainbow
5) Snake Charmer
6) The Temple of the King
7) If You Don’t Like Rock ‘n’ Roll
8) Sixteenth Century Greensleeves
Heavy metal una vez más, gente. Sé que me tienen como un
tipo fanático del pop de los 60 y, cuando mucho, del hard rock de los 70 y el
avantgarde moderado. Sin embargo, como mis comentarios hacia bandas como Judas
Priest, Overkill o Black Sabbath lo atestiguan, también me gusta el metal. De
hecho, este género fue parte de mi entrada al mundo de la música. Sin grupos
como Iron Maiden o Metallica, probablemente hoy seguiría pensando que Los
Ratones Paranoicos o La 25 son tan buenos como el rock puede ponerse. Pero
bueno, sé que no quieren escuchar mi historia ya que no soy famoso ni
importante, así que vamos con el que podría considerarse uno de los grupos
padres del género de las camperas de cuero y tachas, aunque en su vertiente “armaduras
de metal y espadas”.
Pero antes, un poco de contexto. Todo comenzó en Deep
Purple. Tras la salida de Ian Gillan y Roger Glover (que fueron reemplazados
por David Coverdale y Glenn Hughes), la banda parecía más dispuesta a adoptar diversos
estilos. Ritchie Blackmore quería que la banda grabara una versión del tema Black Sheep of the Family y su canción Sixteenth Century Greensleeves, pero el
grupo rechazó el pedido (“gracias, vuelva prontos” fue lo que le dijeron). Fue
ahí que decidió grabar la canción con Ronnie James Dio y con los miembros de la
banda de este: Elf. A la banda le gustó tanto trabajar en equipo que decidieron
grabar un disco entero. Y así lo hicieron. Este disco fue grabado entre febrero
y marzo de 1975 en Múnich, Alemania, y el nombre de la banda fue tomado del bar
Rainbow Bar and Grill ubicado en West Hollywood. Muy breve lo hice, sí, pero ya
saben cómo dice el dicho: “Dios da pan al que no tiene dientes”. Bueno, no era
ese, pero me entienden.
Sinceramente, y a pesar de que soy un gran fan de Dio,
nunca escuché Elf. Solo lo escuché acá, en Black Sabbath y algunos discos
solistas. Al principio solía pensar que su mejor trabajo lo hizo con Sabbath.
Admito que el hecho de que yo fuera fácil de impresionar cuando escuché esos
trabajos me jugó en contra. O sea, tanto “Heaven and Hell” como “The Mob Rules”
son excelentes discos, y siempre los voy a defender como dos joyitas
infravaloradas, pero es obvio que son una continuación espiritual del trabajo
de Dio en esta banda, aunque en ese momento no lo supiera por no haberlos
escuchado. Luego pasé a pensar que su mejor trabajo fue en solista, con “Holy
Diver” como su pico absoluto, ya libre de las ataduras de no ser el líder
absoluto de los proyectos en los que participaba. Sin embargo, a pesar de que
me encanta ese disco y sin duda está entre lo mejor que hizo en su vida, tenía
que haber algo más. Algo que definitivamente mostrara todo su potencial. Ese
potencial estaba en Rainbow, la banda que lo lanzó al estrellato y que yo
todavía no había escuchado. Ahora que lo hice puedo decir que sí, que acá está
su pico absoluto. Con Tony Iommi fue genial, con Vivian Campbell fue sublime,
con Ritchie Blackmore fue algo más. Y parte de la responsabilidad de ese “algo
más” la tiene este debut. Pasemos a hablar de sus características.
Sí, dije “características” y no “virtudes” o “grandezas”.
No es que el disco no las tenga. Pueden ir más arriba y ver tanto la nota que
le puse como a cuántos temas coloreé de rojo. Pero tengo que aclarar algo
primero. Ese algo es que no creo que este sea el mejor disco en el que Dio
participó en su vida o siquiera el mejor disco de Rainbow. La respuesta a ambos
es “Live in Germany 1976”. Sí, ese trabajo tiene las mejores versiones posibles
de las mejores canciones de la mejor etapa del mejor cantante de heavy metal (y
hasta me animaría a decir que es mi disco favorito del género) pero hay dos cosas
que me hacen no considerarlo el más apto para apreciar su voz y hasta su
composición. En primer lugar está el hecho de que, debido a la naturaleza de
Blackmore como líder de la banda, lo que más destaca en ese directo es la
tremebunda interpretación instrumental. Por más que Dio se cante todo en ese
álbum y sin errarle a una nota, el mayor protagonismo lo tiene lo que hace la
guitarra, quedando así nuestro enano preferido en segundo plano. En segundo lugar,
y esto se liga con lo primero, por esa fijación en el “jamming”, los tonos de
guitarra, los solos y los riffs ganan en poder pero pierden en atmósfera y
diversidad y terminan sonando como monstruosas masas de sonido que sí, son
fantásticas, pero pueden llegar a agotar un poco. Por eso creo que, aunque “Live
in Germany” es el mejor disco con Dio,
“Ritchie Blackmore’s Rainbow” es el mejor disco de Dio, si entienden a lo que me refiero. En este debut, Ronnie es
tan imprescindible como todo el resto de sus compañeros. Nadie tapa a nadie.
Las canciones están más diseñadas para lucir en su composición y conjunción que
para lucir los individualismos de cada miembro. Además, gracias al uso de
diversos tonos de teclado y guitarra y a las sutilezas instrumentales, las
canciones logran un cierto colorido y diversidad de matices que las versiones en
vivo no tienen. Por eso creo que este álbum es el más adecuado para apreciar a
Dio en su mejor forma a nivel voz y a nivel imaginería (con este término no me
refiero solo a las letras, sino a su estilo musical). Ahora sí, a las
canciones.
Primero que nada, tengo que decir que un 99% de las
canciones son excelentes. La única que siento fuera de lugar es If You Don’t Like Rock ‘n’ Roll, que no
tiene nada de malo hasta que nos damos cuenta de que es un boogie tipo años 50.
En un disco de 1975. Grabado por Rainbow. O sea, se supone que Rainbow es “Calabozos
y dragones”, no “Pantanos y cocodrilos”. Déjenle este tipo de cosas a los
Allman Brothers o a Creedence Clearwater Revival, que ese es su terreno, no el
de ustedes. Pero bueno, admito que puedo estar exagerando. Como dijo Starostin,
“si una canción se siente fuera de lugar en un disco, escuchala con atención.
Si es buena, te vas a acostumbrar a ella. Si no te acostumbrás a ella, nunca
fue tan buena en primer lugar”. Como nunca me acostumbré a ella, eso quiere
decir que no es demasiado buena que digamos. Por culpa de este tema solo no le
pongo un diez al disco. Qué lástima.
Ahora, ¿El resto de las canciones? Geniales de la primera
a la última. Man of the Silver Mountain
abre con un riff muy a lo Smoke on the
Water, solo que menos rockero y más místico (aunque también rockea lo
suyo). Después entra la pegajosísima y alegre melodía vocal que alcanza su
apogeo en el estribillo, con esas notas altas (“I’m the man of the si-I-ilver
mountain”) que desgraciadamente se pierden en la versión del “Live in Germany”,
como bien dijo nuevamente Starostin. Y el solo rebosa mitología élfica. Qué
buena forma de empezar un disco. Self
Portrait es un medio tiempo con otra melodía vocal de alta calidad, solo
que más amenazante, llegando a su punto más alto, irónicamente, con los “down,
down, down, doooown” del estribillo. Me encanta. Black Sheep of the Family es el tema que llevó a la creación de
este grupo. Una versión de un tema de la banda Quartermass, la cual no conocía
y todavía no escuché nada de ella. Ni siquiera la versión original de este
tema. Es otra canción alegre y poppy, llena de júbilo y con grandes estribillos
y un tremendo puente. Sí, puede no remitir a mitologías épicas como otros temas
de este disco, pero está tan bien lograda que su presencia acá es más que
bienvenida (contrario a lo que pasa con Rock
‘n’ Roll).
Catch the Rainbow es conocida por el “préstamo” que
hace de Little Wing de Jimi Hendrix.
Sí, el parecido es innegable, pero el grupo se las arregla para convertirla en
una experiencia en sí misma. En primer lugar, la melodía vocal de Dio es de una
belleza indescriptible. Incluso su “poesía” me parece bastante decente por una
vez. Después viene la guitarra y los solos. Con ese tono líquido y los solos
extendidos, es obvio que una copia total no iba a ser. Es decir, pone de su
parte para crear algo nuevo a partir de las influencias. Sobra decir que es mi
favorita del disco. Snake Charmer es
todo lo contrario. Mucho más movida y funki. Tengo entendido que una de las
razones por las que Blackmore dejó Deep Purple es porque no le gustaba la
influencia que el funk empezaba a tener en la banda. De ser así, resulta
bastante hipócrita que haga uso de ese tipo de ritmos acá. Pero es perdonable,
pues es pura gloria. Tanto los versos como el estribillo tienen la
particularidad de ser pegajosos y amenazantes al mismo tiempo, y los solos de
guitarra que invaden toda la canción son de lo más entretenidos. De hecho, me
animaría a decir que la canción es un solo de guitarra de cuatro minutos y medio
con versos y estribillo. The Temple of
the King es otra balada, pero esta vez más folk. La voz es encantadora, el
estribillo resulta más oscuro por momentos y más estimulante en otros (y con
una cadencia rara. Como si Dio se esforzara con su fraseo por alcanzar a la
guitarra), y el solo melódico es increíblemente sensual. Un manjar para los
oídos.
Después de la torpe If
You Don’t Like Rock ‘n’ Roll viene Sixteenth
Century Greensleeves, que es el otro tema que Ritchie quería grabar con
Deep Purple. Empieza con un riff que, como el amigo Jesús Gran hizo notar,
remite a Into the Fire de Purple (que
este a su vez remitía a Heartbreaker de
Led Zeppelin y a 21st Century Schizoid
Man de King Crimson) pero que acá logra sonar más original, irónicamente.
Dio empieza cantando lentamente, siguiendo el riff. Para el final, empieza a
desatarse más y más hasta la locura. A destacar también los tremendos solos y
el bajo que camina lento en posición de amenaza. Y para cerrar esta obra nos
queda Still I’m Sad, que es un cover
de The Yardbirds. Rainbow le da un giro de 180 grados, ya que lo que era un
tema reposado y con densos arreglos vocales acá se transforma en un
instrumental que rockea cielo, tierra e infierno. Los riffs y solos retumban y
el ritmo nos hace bailar descontroladamente. ¿Quieren saber qué es lo más
sorprendente de esta versión? No, no es ni el hecho de que la hayan
transformado por completo ni el hecho de que funcione tan bien. Lo más
sorprendente de este cover es que, a pesar del cambio tan radical que le hacen,
logra mantener esa sensación de trascendencia por sobre lo terrenal que la
original también evocaba. Es decir, a pesar de la forma, la canción es
completamente leal en espíritu al
tema de los Yardbirds. No hace falta decir que logran hacerlo encajar con el
ambiente general de este disco. Una gran forma de cerrar.
Nada más que agregar. Así de bien empezaban las cosas
para este grupo de Ritchie Blackmore. Parecía que ahora podía desenvolverse
libre de la influencia de sus compañeros de Deep Purple. Aunque seguiría
sacando grandes trabajos con Dio al micrófono, nunca volvería a alcanzar este
nivel tan excelso en el estudio. Es decir, “Rising” es muy bueno, pero ahí empezarían
a aflorar los virtuosismos individuales por sobre el compacto trabajo en
conjunto. “Long Live Rock and Roll”, por su parte, recuperaría parte del nivel
que se escucha acá, pero no lo igualaría ni por las tapas (por decirlo de forma
suave). Sobra decir que considero a este debut tan bueno como los mejores
discos de Led Zeppelin (quienes me gustan, pero tampoco me causan fanatismo) y
que supera a lo que empezaría a hacer Deep Purple. Black Sabbath sacaba este
mismo año el glorioso “Sabotage”, pero después vendría su breve decadencia.
Cuando Dio se fuera de acá, iría a Black Sabbath para iniciar la corta etapa de
plata de este grupo y la decadencia de Rainbow. Aunque ya me estoy adelantando.
Eso es para otro día.
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