sábado, 12 de junio de 2021

The Lords of the New Church - The Lords of the New Church


Nota: 10+
Mejor tema: Holy War
Peor tema: Eat Your Heart Out

  1)      New Church
  2)      Russian Roulette
  3)      Question of Temperature
  4)      Eat Your Heart Out
  5)      Portobello
  6)      Open Your Eyes
  7)      Livin’ On Livin’
  8)      Li’l Boys Play With Dolls
  9)      Apocalypso
  10)    Holy War

[Bonus Tracks]

  11)   Girls Girls Girls
  12)   Young Don’t Cry
  13)   Open Your Eyes (Single version)

 

Mi nuevo disco debut favorito. Bueno, llamarlo “debut” puede ser medio raro, ya que se trata de un supergrupo. Después de todo, la definición de debut es “primera actuación o aparición en público o ante un público determinado”. Al tratarse de un supergrupo, no se trata de su primera actuación. Claro que, con esta excusa, tampoco podríamos hablar de los primeros discos de Cream o The Who como debuts. Además, es su primera aparición en público como The Lords of the New Church. Es un debut y listo. No nos pongamos en exquisitos.

Ahora, la pregunta del millón. ¿Quiénes son The Lords of the New Church? O sea, ya aclaré que son un supergrupo. Este concepto se usa para denominar la unión de músicos ya consagrados dentro de una misma banda. Ahora es cuestión de explicar quiénes son los músicos de este grupo y cuándo empezaron a tocar juntos. Esta banda se formó en 1981, y está conformada por Stiv Bators (de los Dead Boys), Brian James (británico. De la banda The Damned), Dave Tregunna (de Sham 69) y Nicky Turner (The Barracudas). Voz, guitarra, bajo y batería respectivamente. En un principio eran solo Bators y James. Ambos se acercaron con la idea de formar una banda, y probaron con diversos músicos para la base rítmica hasta que dieron con Tregunna y Turner. Lo primero que grabaron fue el single New Church/Livin’ On Livin', y después de eso grabaron el resto del álbum. Fue grabado en Farmyard Studios en Inglaterra y producido por el propio grupo. Fue publicado en 1982. ¿Podemos pasar al disco de una vez, por favor?

...

(Redoble de tambor)

ESTE DISCO ES UNA JODIDA OBRA MAESTRA.

Perdón, me aguanté mucho las ganas de decirlo, pero es que es la verdad. Tiene prácticamente todo lo bueno que se le puede pedir a un disco. En primer lugar, la tapa es excelente. Bueno, no. Hay discos espantosos con portadas preciosas y discos geniales con portadas horribles, pero en este caso no solo es genial en sí misma, sino que ilustra a la perfección la atmósfera del álbum. En segundo lugar, el estilo. Aun sin ser innovador, tiene un estilo propio. Más bien, varios estilos propios. Como el bloguero del sitio Eufonía Eléctrica dijo, abarca un montón de estilos de punk. Del más tradicional al más moderno al más comercial, pasando por momentos góticos, otros más new wave y otros más glam o incluso con influencias surf. Todos interpretados con absoluta personalidad propia. No es el Álbum Blanco, pero es muy variado dentro de lo restrictivo que es el punk en general. En tercer lugar, y lo que a mí más me importa, es su consistencia. Casi cada canción del disco es un clásico, y de los grandes. Incluso un tema más débil como Eat Your Heart Out es perfectamente disfrutable. Virtualmente no hay punto flojo, y eso me impresiona, porque incluso mis discos favoritos lo tienen. Este no. Además, hay al menos cuatro que me parecen inmejorables. ¿Cómo negarle el diez? Y con un signo más, encima.

Las primeras notas que escuchamos nos sorprenden, pues se trata de una interpretación de Tocata y Fuga en Re Menor de Bach. Dura solo unos segundos, pero basta para demostrar que no vamos a encontrarnos con un disco de punk más. Inmediatamente después entra una percusión con un sonido más cercano al gótico o al post punk que parece llenar todos los surcos. La tensión que crea junto con el bajo y la guitarra es asfixiante, hasta que… “New Church, New Church, New Church”. La voz de Bators es de lo más corrosiva, y la forma en que nos advierte de la nueva iglesia que se viene es ensordecedora. Más allá del solo de guitarra, la estructura es siempre la misma (con ese tono de guitarra que se asemeja a un órgano por momentos), pero está tan fascinantemente construida que no cansa en lo más mínimo. Una canción perfecta.

Russian Roulette destaca por dos cosas: uno, por estar escrita por Tony James y Terry Chimes (baterista original de The Clash). Dos, por estar basada en la película “Apocalypse Now”. Arranca con un sonido de helicóptero, que se transforma en un riff más popero con la guitarra cargada de efectos. Los versos son adictivos, pero no tanto como el estribillo, que además presenta armonías vocales. La melodía de dicho estribillo me recuerda mucho a la del tema Kooks de David Bowie, pero sin nada de su inocencia infantil. Acá suena a una condena a muerte, y ese último grito “give me give me give me some RUSSIAN ROULETTE” me saca el alma del cuerpo. Otro tema perfecto.

Question of Temperature es un cover de la desconocidísima banda Balloon Farm (de hecho, ni siquiera yo los conocía hasta que escuché este tema). Lo que originalmente era un tema de psicodelia con tintes pop se ve transformado en una orgía de punk. El riff medio ácido se vuelve más musculoso y contundente, y la voz mesurada es ahora vomitiva (en el buen sentido). Destacaría además algunos sonidos de guitarra que intentan emular los efectos electrónicos de la original, pero no es la gran cosa. Lo que sí es la gran cosa es el final. En la versión original se iba apagando en fade out. En esta aparece un riff espídico sobre el que Stiv vomita esos “Fire, fire, liar, liar, LIAR” que conforman veneno en forma de música. Aunque palidece un poco frente al resto de los temas de este disco, sigue siendo una excelente versión.

Eat Your Heart Out es la que más me recuerda al punk clásico. Tiene una buena introducción rápida, unos versos y estribillos pegadizos, un buen solo de guitarra y un pianito muy tipo años 50 sobre el final, pero les faltó llevarla al extremo como el resto de los temas. Aun cuando dije que no había ningún punto débil en este disco, este tema se acerca bastante. Solo se acerca, ya que sigue siendo una buena canción, además de que es la más corta del álbum, así que no ofende.

Después de este breve bajón de calidad, el disco se vuelve a subir al tren de la grandeza para nunca más bajarse. Portobello es magnífica. Tiene un ritmo tribal tormentoso, guitarras graves que aplastan todo a su paso, unos frenéticos “we gotta go, we gotta go, we gotta go, Portobello” que realmente dan la sensación de que hay que irnos rajando de donde estamos y unos versos breves cargados de vicio, oscuridad y desesperanza. Mi parte favorita es cuando entran esos golpes de sintetizador ochentoso que parecen trompadas en la cara. En conjunto, este tema me transporta a ese lugar para los marginados del que habla la letra. Majestuoso.

Open Your Eyes es el tema más ochentoso y comercial del disco. Sin embargo, se trata quizás del más perfecto tema ochentoso y comercial jamás grabado (con “Dance With Me” del mismo grupo pisándole los talones). Lo tiene todo: teclados que, lejos de arruinar la canción, la vuelven brillante; una melodía pegadiza y levemente oscura al mismo tiempo; un estribillo adictivo; un intermedio con solos de bajo y de saxo bailables y adictivos y un final con trompetas que suena grandilocuente. Otro de los inmejorables.

Livin’ On Livin’ es bastante particular, ya que suena explosiva sin explotar en absoluto. Tiene un filo de peligrosidad que la vuelve irresistible y el estribillo, por perezoso que pueda parecer, es tremendamente poderoso. La forma en la que Bators susurra los versos realmente suena intimidante. Ah, y los riffs son de primera. ¿Qué puedo decir? Tengo una debilidad por los efectos de guitarra bien utilizados.

Li’l Boys Play With Dolls arranca con una batería demoledora para dar paso a un riff con influencia surf que, a diferencia del surf que tocaba Dick Dale (por ejemplo), no suena festivo ni sexual, sino puramente visceral y amenazante. El tema es un homenaje a los New York Dolls, ya que la letra nombra cada uno de los temas de su primer disco. A destacar como, a partir del tercer minuto, las guitarras se retuercen con malicia y Bators vuelve a sonar venenoso con sus “Li’l boys play with dolls/Don’t mess with Cupid, shatter the dreams of all”. Para enmarcar.

Apocalypso es pura energía. Su cadencia (si se puede hablar de tal cosa en un tema punk) es equiparable a una horda de tanques avanzando en un campo de batalla, y su estribillo es el canto de guerra perfecto. Tenemos también un solo bien rápido y algo descuidado que sin embargo aporta muchísimo al mood bélico del tema. También está para colgar en un cuadro.

Todo lo que venía hasta ahora es anecdótico comparado con el Galactus que es Holy War. Es quizás el más poderoso, el más despiadado, el más monstruoso tema punk jamás grabado. Empieza con un solo de guitarra intrincado y espídico que parece la víspera de una ruina absoluta. Casi inmediatamente se suma el etéreo y apocalíptico estribillo “Hoooooooo/Hooooooly War”. Los versos suenan más envenenados y resignados que nunca y, casi llegado el segundo minuto, inventan un nuevo riff para rematar el estribillo. Bien pudieron poner ese riff desde el principio, pero no hubiera tenido el mismo genial efecto. El solo de guitarra es ese mismo riff estirado como chicle, lo que en el papel suena a falta de ideas, pero en la práctica es JUSTO lo que necesitaba la canción. Después viene un último verso y, tras esto, el estribillo repetido hasta el final, lo que le da la dosis de grandilocuencia necesaria. En conjunto, esta canción es comparable a un ejército de ángeles bajando del cielo para una batalla final en nombre de la religión y de Dios. De cualquier religión y cualquier dios. Este tema y New Church conforman el mejor dueto de apertura y cierre que haya tenido un disco junto con Baba O’Riley/Won’t Get Fooled Again y I Wanna Be Adored/I am the Resurrection. Con todo lo que me gusta el tema homónimo de Megadeth, queda reducido a nada comparado con esto. Después de escuchar esta canción, que los Ramones y los Sex Pistols se retiren si quieren. No tienen nada que hacer.

Los bonus no aportan demasiado, excepto por la sensacional Girls Girls Girls (nada que ver con el tema de Motley Crue). Este tema tiene el que quizás sea el riff más simple jamás grabado. ¿Alguna vez escucharon la frase “la música es demasiado compleja para explicarla con palabras”? Bueno, este riff es TAN sencillo que lo puedo describir con palabras: “Tum, tu ru rum, tu ru rum, tu ru rum”. Créanme, suena como debe de estar sonando en sus cabezas. Sin embargo, tiene un poder impresionante que jamás asociaríamos con algo tan sencillo. Es estribillo es igual de agresivo, pero muy, muy pegadizo (me recuerda al estribillo de Run for Your Life de los Beatles. No tanto por su melodía, sino por la letra). Hay también un pianito de fondo colaborando con el ambiente “festivo-agresivo” del resto de la canción. Gran tema que no sé cómo no entró en el disco reemplazando a Eat Your Heart Out. Me hubiera quedado sin números para ponerle nota. Después tenemos a Young Don’t Cry, que solo recuerdo por su estribillo que al principio me parecía un taladro por lo molesto, pero después me acostumbré a él. Igualmente, menos mal que no entró en el disco original. Y una versión single de Open Your Eyes que no supera a la original. Nada que ver por aquí. Sigan circulando.

En resumidas cuentas, este disco es un clásico del punk y del rock en general. No escuché los otros discos del grupo (salvo por temas sueltos) pero, si tienen tan solo un disco más con un nivel cercano a este, voy a ponerlos en mi lista de grupos favoritos aunque eso signifique romper mi regla de “toda banda que aspire a entrar en mi lista de favoritas tiene que haber sacado al menos cuatro discos” (bueno, el grupo tiene técnicamente cuatro discos, pero el último es inconseguible por cualquier medio, y no tiene a Stiv Bators hasta donde sé, así que no cuenta). Imagínense que hasta destronó a “Mr. Tambourine Man” como mi debut favorito y llegó a mi top 10 de discos de toda la vida, dejando a varios atrás en el proceso. No pienso volver a hacer una lista de discos favoritos, ya que este disco me demostró que nunca voy a tener claro cuáles son mis preferidos, pero lo tengo dentro del podio. Además, como ya dije, se acerca mucho a mi ideal de “disco perfecto”, lo cual no es poca cosa viniendo de alguien tan quisquilloso como yo. Obligadísimo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario