Mejor tema: Hard Coming Love o The Garden of Earthly Delights.
1) The American Metaphysical Circus
2) Hard Coming Love
3) Cloud Song
4) The Garden of Earthly Delights
5) I Won’t Leave my Wooden Wife for You, Sugar
6) Where is Yesterday
7) Coming Down
8) Love Song for the Dead Che
9) Stranded in Time10) The American Way of Love
The United States of America,
probablemente la banda más infravalorada de la historia. Con esto no quiero
decir que sean la banda más olvidada de todas o la mejor cualitativamente
hablando. Hay muchos grupos que los superan en ambos aspectos. Lo que quiero
decir es que, si ponemos en una balanza su calidad musical y el poco
reconocimiento que tienen, nos vamos a dar cuenta de que es uno de los grupos a
los que más injustamente se les negó el éxito e incluso el derecho a existir.
Aunque es entendible. Ahora vamos a desarrollar un poco esto.
Este grupo se formó en 1967 y se
disolvió en 1968. Hasta ahí podría llegar la biografía, ya que no pudo haber
pasado mucho de interesante en el mero lapso de un año. Afortunadamente para
ustedes y para mi escritura, pasaron bastantes cosas en el seno de la banda en
el mero lapso de un año, y las vamos a enumerar. La historia de este grupo se
centra en (pero no se reduce a) Joseph Byrd. Este tipo era un musicólogo que
había estudiado música y composición en la universidad de Arizona, además de
que había hecho un posgrado al respecto en Berkeley. Después de estos estudios,
se mudó a Nueva York, en donde trabajaría con Morton Feldman (nada que ver con
Gordon Freeman de Half Life ni con el actor Morgan Freeman. Ya que estamos
tampoco tiene relación con Marty Friedman de Megadeth) y con John Cage, que se
especializaban en la electrónica y el minimalismo. A esto hay que sumarle la
influencia que tenía sobre Byrd el alemán Karlheinz Stockhausen. Como podemos
notar, no existe el más mínimo atisbo de rock en todas estas influencias.
Entonces, ¿cómo es que se decidió a formar una banda de rock? Ya vamos a llegar
a eso. A la historia de este tipo hay que agregar un nombre femenino: Dorothy Moskowitz.
Joseph había conocido a esta chica en 1963 en la ya mencionada Liberty City Nueva
York mientras este trabajaba en la grabación de música de la época de la Guerra
Civil estadounidense para Time-Life. Se mudó con Dorothy a Los Ángeles ese
mismo año y de ahí empezó a estudiar todo lo antes mencionado. También hay que
destacar que se interesó en las políticas radicales y hasta se volvió miembro
del partido comunista, lo cual tendría influencia en su arte. En 1966 se
rompería su relación, y Moskowitz volvería a Nueva York, aunque seguiría en
contacto con Byrd. A principios del 67, este empezaría a formar una banda de
rock con el compositor Michael Agnello (nada que ver con el pintor Miguel Ángel
ni con la tortuga ninja Michelangelo), Dorothy, el bajista Stuart Brotman (que
venía de Canned Heat y que para nada está relacionado con Kent Brockman de los
Simpson) y el experto en percusiones africanas llamado Craig Woodson. Llegaron
a grabar algunas versiones primerizas de varios temas con esta formación, pero
Agnello y Brotman dejaron al poco tiempo.
Al poco tiempo se le sumarían
otros músicos que conformarían su primera alineación pública: Gordon Marron en
violín y Rand Forbes en bajo. Entonces se volvieron un quinteto, pero Byrd
invitó a ciertas grabaciones a Ed Bogas en teclados, ya que era un instrumento
muy en boga. Nah, mentira. No lo
invitó por eso, pero tenía que decirlo. Volviendo a la banda, Joseph se
contactó con el ingeniero Tom Oberheim (en este caso no voy a hacer ninguna
referencia a Oppenheimer. No, señor) para que le construyera un modulador de
anillo, el cual después reemplazaría con osciladores electrónicos. A todo esto
hay que sumarle que Marron le metió un divisor de octavas al violín eléctrico y
que Woodson usó micrófonos de contacto en la batería y de esos resortes
metálicos de juguete («slinkies» en inglés) a los timbales para darle un sonido
más particular. Y si ven que no nombré la guitarra en ningún momento es por el
hecho de que el grupo decidió prescindir de ella e imitar su sonido con los
violines y sintetizadores. El objetivo de todo esto, de acuerdo a las palabras
de su líder, fue «crear un grupo de rock politizado y avantgarde que mezclara
sonoridades electrónicas, radicalismo musical y político y una performance
artística». En cuanto al nombre de la banda, Dorothy explicaría que el objetivo
era ser lo más provocadores posibles al usar el nombre de un país entero y todo
lo que este representa en un grupo que va en contra de sus valores como forma
de expresar un descontento político. Hecho todo esto, grabaron una demo que
llamó la atención de Clive Davis (de la disquera Columbia), y fue gracias a su
amigo David Rubinson Crusoe que consiguieron un contrato. Grabaron el
disco a finales de 1967 y finalmente lo lanzaron al público en 1968.
¿Qué podemos decir del disco en
sí? Y… que la palabra «rarito» no le hace justicia. Es un delirio total. Ni
siquiera sé si llamarlo rock a lo que suena acá. Digo, las composiciones
claramente imitan las melodías y estructuras de la música popular de aquél
entonces, pero el tratamiento sonoro y el espíritu contracultural van mucho más
allá de cualquier definición que uno le quiera poner. Hay rastros de música
concreta, de protoelectrónica, de avantgarde, de psicodelia e incluso se notan
influencias de la música yanqui de comienzos del siglo XX, en la cual logran
ese extraño punto medio en que las melodías suenen tradicionales (como si
realmente hubieran sido grabadas en el 1900) y raras (por todos los arreglos bizarros
que le meten). Es muy difícil de describir. Sin embargo, como sugerí antes, las
canciones realmente son pegadizas y están muy bien hechas más allá del collage
sónico que las envuelve, y los sonidos electrónicos que ofician de sustituto de
la guitarra hacen que realmente no la extrañemos en absoluto. El único motivo
por el que no le pongo un diez al disco es por motivos estructurales más que
musicales. Es decir, juntaron todos los temas excelentes uno atrás del otro y
dejaron los temas «menores» desperdigados al principio y al final, de modo que
se nota la diferencia de calidad. Ningún tema baja de «muy bueno», pero igual
hubiera preferido más alternancias entre el nivel alcanzado. Una lástima.
El disco empieza con una música
muy circense y mecánica a la vez, como si fuera la versión musical de «Tiempos
modernos» de Charles Chaplin, hasta que entra Dorothy que no canta ni recita,
sino un extraño punto medio. Es como si más bien nos ordenara que se nos pegue la melodía. A medida que avanza la
canción, todo se va volviendo más robótico y electrónico, como si la maquinaria
ganara más personalidad que lo humano. ¿Entienden bien por qué comparo esta
canción con «Tiempos modernos»? The
American Metaphysical Circus no es un gran tema en lo musical, pero gana
puntos a rolete por ser una de las introducciones de disco más bizarras y
particulares que haya escuchado nunca. Una experiencia que sí o sí merece ser
experimentada. Pero si queremos delirar no solo con el concepto sino también
con la música, se viene una seguidilla de seis temazos impresionantes. Hard Coming Love es hard rock,
psicodelia y avantgarde a la vez. Esa símil guitarra mezclada con las líneas
funky de bajo y el ritmo demoledor de batería crean un arranque estruendoso que
nos va a hacer hervir la sangre a miles de grados Celsius y millones de grados Fahrenheit.
Se siente eterna la introducción, pero es de esa eternidad que queremos que lo
sea. Al minuto y veinte termina de manera repentina esa intro para pasar a la
voz de Dorothy, que canta una de las melodías pop más inesperadas y pegadizas
que se nos pueda ocurrir. Después de cada estribillo viene un ataque sonoro de
sintetizadores que separan adecuadamente cada sección del tema, y así hasta
llegar a casi cinco minutos. Esta es una de las canciones esenciales del rock
de todas las épocas. La canción termina con un sonidito tranquilo de
sintetizador que suena muy a «el equipo Rocket ha sido vencido otra
veeeeeeeeeez», pero que siento que queda mejor como introducción de la
siguiente pista, Cloud Song. Si
alguna vez quieren saber el significado de la palabra «contraste», escuchen
estas dos canciones una después de la otra. Tras la pesadilla de ruido blanco,
viene una hermosa melodía que realmente da la sensación de estar flotando en
una nube de música. Moskowitz suena más tierna que nunca, y esos arreglitos de
clavicordio y violín son una ricura. Este tema no solo se adelanta a la música
new age y ambient, sino que casi hasta las vuelve innecesarias (nah, mentira.
No te vayas, Brian Eno. Te amamos, aunque a veces grabes cualquier boludez con
la excusa de ser música de meditación). Belleza en estado puro.
Más rockera pero menos estruendosa
que el promedio es The Garden of Earthly
Delights, que empieza con un irresistible riff de órganos y sintetizadores,
seguido por un veloz solo de bajo y la mejor melodía vocal del disco que
alcanza su apogeo en ese «You will find them in her eyes/in her eyes/in her
eyes», todo rodeado de soniditos de sintetizador que parecen disparos láser.
Quizás el mejor tema del disco junto con Hard
Coming Love. I Won’t Leave My Wooden
Wife For You, Sugar es una curiosa mezcla de brit pop, country y una letra
de tintes BDSM (el título del tema debería ser un indicativo de para dónde van
los tiros). La melodía es recontra pegadiza, los sonidos de sintetizador que se
asemejan a objetos pesados cayendo en una escena de un dibujito animado le dan
más diversión al conjunto y el final repentino en el que parece que tocaran
algún tema tradicional estadounidense del siglo XIX es muy contestatario. Bah,
todo el tema está hecho para levantar polémicas, tanto en lo lírico como en lo
musical (por la mencionada cita musical). Como no soy estadounidense ni
conservador, puedo disfrutarlo como una genialidad única. Y, como nuevo
contraste, tenemos el pseudo himno budista Where
is Yesterday, con su fenomenal melodía mantraica y un manejo de las voces y
los coros que ya quisieran los Beach Boys. Cada tanto aparece la batería para
darle un ritmo aletargado y el ruido de los sintetizadores para volverlo más
experimental, pero las voces solas ya hacen valer el tema. Uno de los mejores
exponentes de este tipo de sonido. Para cerrar con la seguidilla de temazos,
tenemos la rockerísima Coming Down,
con su colorido solo de teclados sobre el que caen unas notas graves de
sintetizador imitando una guitarra pesada, otra melodía vocal de calidad y
varios ribetes electrónicos haciendo de solos de guitarra. Qué buena
seguidilla.
Lo malo es que los tres últimos temas
no llegan al mismo nivel, pero lo bueno es que siguen siendo muy buenas canciones
que encima de todo aportan aún más diversidad al conjunto. Love Song for the Dead Che es una balada medio barroca, medio
tango. Esto último viene muy bien considerando que su letra es una dedicatoria
al recientemente fallecido (en aquél entonces, se entiende) Che Guevara. Muy
seguramente por este tipo de cosas es que la banda no tuvo el éxito necesario,
pero son los riesgos de una postura radical. Mejor que ser tibio es, eso
seguro. Stranded in Time es un tema
mezcla de pop con música clásica (a lo Eleanor
Rigby) de muy buena melodía y una gran interpretación vocal de Joseph Byrd.
Según se cuenta, nunca la tocaron en vivo porque requería un cuarteto de
cuerdas y porque al grupo no le gustaba, aunque la incluyeron en el disco
porque a Rubinson le encantaba. No la marco como temazo porque se siente medio
subdesarrollada, pero es un muy buen tema dentro de lo que cabe. Ténganlo por
seguro. Para cerrar el disco, la suite The
American Way of Love, que vendría a ser como un resumen de todo el disco. Y
no digo esto solamente porque musicalmente reúne ideas y conceptos de las nueve
canciones anteriores, sino porque también incluso mete pedazos de esos temas.
Hoy por hoy puede sonar a una idea muy quemada, pero en su momento no era nada
común este tipo de reprises. Más allá de esto, tiene muy buenas melodías, pero
por momentos se vuelve muy densa y ruidosa, además de que seis minutos y medio
puede ser mucho para algunos. Igual, no me disgusta en absoluto y constituye un
muy adecuado final para este disco tan revolucionario que ofició de debut y
despedida.
Sí, gente. Dije debut y despedida. Es que, después de la grabación de este disco, los Estados Unidos de América pasaron a ser los Estados Desunidos de América, con todos los miembros peleándose y cada quién teniendo su propia visión artística, a lo que hay que sumarle el poco interés económico de la disquera por mantener activo el proyecto, con lo cual se tuvo que separar la banda. No es que todas estas cuestiones hubieran surgido con el tiempo, sino que el grupo ya había nacido cargando estos problemas. Por lo que contó Byrd, incluso durante las grabaciones había conflictos, hasta el punto en el que cada sesión de grabación era también una sesión de terapia. A esto agregó que ese es el peligro de trabajar con personas de ideales tan diferentes e irreconciliables. Como sociedad argentina que somos en este lado del charco, deberíamos aprender a trabajar unidos y no dejar que las diferencias nos dividan. Este es el manifiesto comunista musical de Joseph Byrd que yo he decidido convertir en un manifiesto patriótico peronista para el pueblo argentino. O algo así. Pero bueno. Al menos de este experimento nos quedó un discazo que se adelantó a todo y que era diferente a todo en la época en la que la música de por sí se adelantaba a todo y era diferente a todo. Si alguna vez se quiere escuchar los inicios de géneros como el krautrock y de bandas como Radiohead, Portishead y otras bandas que pueden incluir o no la palabra head en el nombre, recomiendo mucho este trabajo. Completamente único y novedoso incluso con el pasar de las décadas.
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