miércoles, 10 de enero de 2024

The United States of America - The United States of America


Nota: 9+
Mejor tema: Hard Coming Love o The Garden of Earthly Delights.
Peor tema: The American Way of Love.

1)      The American Metaphysical Circus
2)      Hard Coming Love
3)      Cloud Song
4)      The Garden of Earthly Delights
5)      I Won’t Leave my Wooden Wife for You, Sugar
6)      Where is Yesterday
7)      Coming Down
8)      Love Song for the Dead Che
9)      Stranded in Time
10)    The American Way of Love


The United States of America, probablemente la banda más infravalorada de la historia. Con esto no quiero decir que sean la banda más olvidada de todas o la mejor cualitativamente hablando. Hay muchos grupos que los superan en ambos aspectos. Lo que quiero decir es que, si ponemos en una balanza su calidad musical y el poco reconocimiento que tienen, nos vamos a dar cuenta de que es uno de los grupos a los que más injustamente se les negó el éxito e incluso el derecho a existir. Aunque es entendible. Ahora vamos a desarrollar un poco esto.

Este grupo se formó en 1967 y se disolvió en 1968. Hasta ahí podría llegar la biografía, ya que no pudo haber pasado mucho de interesante en el mero lapso de un año. Afortunadamente para ustedes y para mi escritura, pasaron bastantes cosas en el seno de la banda en el mero lapso de un año, y las vamos a enumerar. La historia de este grupo se centra en (pero no se reduce a) Joseph Byrd. Este tipo era un musicólogo que había estudiado música y composición en la universidad de Arizona, además de que había hecho un posgrado al respecto en Berkeley. Después de estos estudios, se mudó a Nueva York, en donde trabajaría con Morton Feldman (nada que ver con Gordon Freeman de Half Life ni con el actor Morgan Freeman. Ya que estamos tampoco tiene relación con Marty Friedman de Megadeth) y con John Cage, que se especializaban en la electrónica y el minimalismo. A esto hay que sumarle la influencia que tenía sobre Byrd el alemán Karlheinz Stockhausen. Como podemos notar, no existe el más mínimo atisbo de rock en todas estas influencias. Entonces, ¿cómo es que se decidió a formar una banda de rock? Ya vamos a llegar a eso. A la historia de este tipo hay que agregar un nombre femenino: Dorothy Moskowitz. Joseph había conocido a esta chica en 1963 en la ya mencionada Liberty City Nueva York mientras este trabajaba en la grabación de música de la época de la Guerra Civil estadounidense para Time-Life. Se mudó con Dorothy a Los Ángeles ese mismo año y de ahí empezó a estudiar todo lo antes mencionado. También hay que destacar que se interesó en las políticas radicales y hasta se volvió miembro del partido comunista, lo cual tendría influencia en su arte. En 1966 se rompería su relación, y Moskowitz volvería a Nueva York, aunque seguiría en contacto con Byrd. A principios del 67, este empezaría a formar una banda de rock con el compositor Michael Agnello (nada que ver con el pintor Miguel Ángel ni con la tortuga ninja Michelangelo), Dorothy, el bajista Stuart Brotman (que venía de Canned Heat y que para nada está relacionado con Kent Brockman de los Simpson) y el experto en percusiones africanas llamado Craig Woodson. Llegaron a grabar algunas versiones primerizas de varios temas con esta formación, pero Agnello y Brotman dejaron al poco tiempo.

Al poco tiempo se le sumarían otros músicos que conformarían su primera alineación pública: Gordon Marron en violín y Rand Forbes en bajo. Entonces se volvieron un quinteto, pero Byrd invitó a ciertas grabaciones a Ed Bogas en teclados, ya que era un instrumento muy en boga. Nah, mentira. No lo invitó por eso, pero tenía que decirlo. Volviendo a la banda, Joseph se contactó con el ingeniero Tom Oberheim (en este caso no voy a hacer ninguna referencia a Oppenheimer. No, señor) para que le construyera un modulador de anillo, el cual después reemplazaría con osciladores electrónicos. A todo esto hay que sumarle que Marron le metió un divisor de octavas al violín eléctrico y que Woodson usó micrófonos de contacto en la batería y de esos resortes metálicos de juguete («slinkies» en inglés) a los timbales para darle un sonido más particular. Y si ven que no nombré la guitarra en ningún momento es por el hecho de que el grupo decidió prescindir de ella e imitar su sonido con los violines y sintetizadores. El objetivo de todo esto, de acuerdo a las palabras de su líder, fue «crear un grupo de rock politizado y avantgarde que mezclara sonoridades electrónicas, radicalismo musical y político y una performance artística». En cuanto al nombre de la banda, Dorothy explicaría que el objetivo era ser lo más provocadores posibles al usar el nombre de un país entero y todo lo que este representa en un grupo que va en contra de sus valores como forma de expresar un descontento político. Hecho todo esto, grabaron una demo que llamó la atención de Clive Davis (de la disquera Columbia), y fue gracias a su amigo David Rubinson Crusoe que consiguieron un contrato. Grabaron el disco a finales de 1967 y finalmente lo lanzaron al público en 1968.

¿Qué podemos decir del disco en sí? Y… que la palabra «rarito» no le hace justicia. Es un delirio total. Ni siquiera sé si llamarlo rock a lo que suena acá. Digo, las composiciones claramente imitan las melodías y estructuras de la música popular de aquél entonces, pero el tratamiento sonoro y el espíritu contracultural van mucho más allá de cualquier definición que uno le quiera poner. Hay rastros de música concreta, de protoelectrónica, de avantgarde, de psicodelia e incluso se notan influencias de la música yanqui de comienzos del siglo XX, en la cual logran ese extraño punto medio en que las melodías suenen tradicionales (como si realmente hubieran sido grabadas en el 1900) y raras (por todos los arreglos bizarros que le meten). Es muy difícil de describir. Sin embargo, como sugerí antes, las canciones realmente son pegadizas y están muy bien hechas más allá del collage sónico que las envuelve, y los sonidos electrónicos que ofician de sustituto de la guitarra hacen que realmente no la extrañemos en absoluto. El único motivo por el que no le pongo un diez al disco es por motivos estructurales más que musicales. Es decir, juntaron todos los temas excelentes uno atrás del otro y dejaron los temas «menores» desperdigados al principio y al final, de modo que se nota la diferencia de calidad. Ningún tema baja de «muy bueno», pero igual hubiera preferido más alternancias entre el nivel alcanzado. Una lástima.

El disco empieza con una música muy circense y mecánica a la vez, como si fuera la versión musical de «Tiempos modernos» de Charles Chaplin, hasta que entra Dorothy que no canta ni recita, sino un extraño punto medio. Es como si más bien nos ordenara que se nos pegue la melodía. A medida que avanza la canción, todo se va volviendo más robótico y electrónico, como si la maquinaria ganara más personalidad que lo humano. ¿Entienden bien por qué comparo esta canción con «Tiempos modernos»? The American Metaphysical Circus no es un gran tema en lo musical, pero gana puntos a rolete por ser una de las introducciones de disco más bizarras y particulares que haya escuchado nunca. Una experiencia que sí o sí merece ser experimentada. Pero si queremos delirar no solo con el concepto sino también con la música, se viene una seguidilla de seis temazos impresionantes. Hard Coming Love es hard rock, psicodelia y avantgarde a la vez. Esa símil guitarra mezclada con las líneas funky de bajo y el ritmo demoledor de batería crean un arranque estruendoso que nos va a hacer hervir la sangre a miles de grados Celsius y millones de grados Fahrenheit. Se siente eterna la introducción, pero es de esa eternidad que queremos que lo sea. Al minuto y veinte termina de manera repentina esa intro para pasar a la voz de Dorothy, que canta una de las melodías pop más inesperadas y pegadizas que se nos pueda ocurrir. Después de cada estribillo viene un ataque sonoro de sintetizadores que separan adecuadamente cada sección del tema, y así hasta llegar a casi cinco minutos. Esta es una de las canciones esenciales del rock de todas las épocas. La canción termina con un sonidito tranquilo de sintetizador que suena muy a «el equipo Rocket ha sido vencido otra veeeeeeeeeez», pero que siento que queda mejor como introducción de la siguiente pista, Cloud Song. Si alguna vez quieren saber el significado de la palabra «contraste», escuchen estas dos canciones una después de la otra. Tras la pesadilla de ruido blanco, viene una hermosa melodía que realmente da la sensación de estar flotando en una nube de música. Moskowitz suena más tierna que nunca, y esos arreglitos de clavicordio y violín son una ricura. Este tema no solo se adelanta a la música new age y ambient, sino que casi hasta las vuelve innecesarias (nah, mentira. No te vayas, Brian Eno. Te amamos, aunque a veces grabes cualquier boludez con la excusa de ser música de meditación). Belleza en estado puro.

Más rockera pero menos estruendosa que el promedio es The Garden of Earthly Delights, que empieza con un irresistible riff de órganos y sintetizadores, seguido por un veloz solo de bajo y la mejor melodía vocal del disco que alcanza su apogeo en ese «You will find them in her eyes/in her eyes/in her eyes», todo rodeado de soniditos de sintetizador que parecen disparos láser. Quizás el mejor tema del disco junto con Hard Coming Love. I Won’t Leave My Wooden Wife For You, Sugar es una curiosa mezcla de brit pop, country y una letra de tintes BDSM (el título del tema debería ser un indicativo de para dónde van los tiros). La melodía es recontra pegadiza, los sonidos de sintetizador que se asemejan a objetos pesados cayendo en una escena de un dibujito animado le dan más diversión al conjunto y el final repentino en el que parece que tocaran algún tema tradicional estadounidense del siglo XIX es muy contestatario. Bah, todo el tema está hecho para levantar polémicas, tanto en lo lírico como en lo musical (por la mencionada cita musical). Como no soy estadounidense ni conservador, puedo disfrutarlo como una genialidad única. Y, como nuevo contraste, tenemos el pseudo himno budista Where is Yesterday, con su fenomenal melodía mantraica y un manejo de las voces y los coros que ya quisieran los Beach Boys. Cada tanto aparece la batería para darle un ritmo aletargado y el ruido de los sintetizadores para volverlo más experimental, pero las voces solas ya hacen valer el tema. Uno de los mejores exponentes de este tipo de sonido. Para cerrar con la seguidilla de temazos, tenemos la rockerísima Coming Down, con su colorido solo de teclados sobre el que caen unas notas graves de sintetizador imitando una guitarra pesada, otra melodía vocal de calidad y varios ribetes electrónicos haciendo de solos de guitarra. Qué buena seguidilla.

Lo malo es que los tres últimos temas no llegan al mismo nivel, pero lo bueno es que siguen siendo muy buenas canciones que encima de todo aportan aún más diversidad al conjunto. Love Song for the Dead Che es una balada medio barroca, medio tango. Esto último viene muy bien considerando que su letra es una dedicatoria al recientemente fallecido (en aquél entonces, se entiende) Che Guevara. Muy seguramente por este tipo de cosas es que la banda no tuvo el éxito necesario, pero son los riesgos de una postura radical. Mejor que ser tibio es, eso seguro. Stranded in Time es un tema mezcla de pop con música clásica (a lo Eleanor Rigby) de muy buena melodía y una gran interpretación vocal de Joseph Byrd. Según se cuenta, nunca la tocaron en vivo porque requería un cuarteto de cuerdas y porque al grupo no le gustaba, aunque la incluyeron en el disco porque a Rubinson le encantaba. No la marco como temazo porque se siente medio subdesarrollada, pero es un muy buen tema dentro de lo que cabe. Ténganlo por seguro. Para cerrar el disco, la suite The American Way of Love, que vendría a ser como un resumen de todo el disco. Y no digo esto solamente porque musicalmente reúne ideas y conceptos de las nueve canciones anteriores, sino porque también incluso mete pedazos de esos temas. Hoy por hoy puede sonar a una idea muy quemada, pero en su momento no era nada común este tipo de reprises. Más allá de esto, tiene muy buenas melodías, pero por momentos se vuelve muy densa y ruidosa, además de que seis minutos y medio puede ser mucho para algunos. Igual, no me disgusta en absoluto y constituye un muy adecuado final para este disco tan revolucionario que ofició de debut y despedida.

Sí, gente. Dije debut y despedida. Es que, después de la grabación de este disco, los Estados Unidos de América pasaron a ser los Estados Desunidos de América, con todos los miembros peleándose y cada quién teniendo su propia visión artística, a lo que hay que sumarle el poco interés económico de la disquera por mantener activo el proyecto, con lo cual se tuvo que separar la banda. No es que todas estas cuestiones hubieran surgido con el tiempo, sino que el grupo ya había nacido cargando estos problemas. Por lo que contó Byrd, incluso durante las grabaciones había conflictos, hasta el punto en el que cada sesión de grabación era también una sesión de terapia. A esto agregó que ese es el peligro de trabajar con personas de ideales tan diferentes e irreconciliables. Como sociedad argentina que somos en este lado del charco, deberíamos aprender a trabajar unidos y no dejar que las diferencias nos dividan. Este es el manifiesto comunista musical de Joseph Byrd que yo he decidido convertir en un manifiesto patriótico peronista para el pueblo argentino. O algo así. Pero bueno. Al menos de este experimento nos quedó un discazo que se adelantó a todo y que era diferente a todo en la época en la que la música de por sí se adelantaba a todo y era diferente a todo. Si alguna vez se quiere escuchar los inicios de géneros como el krautrock y de bandas como Radiohead, Portishead y otras bandas que pueden incluir o no la palabra head en el nombre, recomiendo mucho este trabajo. Completamente único y novedoso incluso con el pasar de las décadas.

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