sábado, 23 de abril de 2022

Gene Clark - No Other


Nota: 10+
Mejor tema: Some Misunderstanding.
Peor tema: Sí, claro. Peor tema en este disco justamente.

1)      Life’s Greatest Fool
2)      Silver Raven
3)      No Other
4)      Strength of Strings
5)      From a Silver Phial
6)      Some Misunderstanding
7)      The True One
8)      Lady of the North


Lo único que puede volar más alto que una bandada de pájaros es un pájaro solo. Esto se debe a que, cuando están en grupo, estos ven reducidos su potencial individual por el bien del conjunto, mientras que el que vuela solo no tiene ningún tipo de limitaciones. Su límite es el cielo (literal y figurativamente). Bah, le estoy mandando cualquier vegetal. No soy ornitólogo y no tengo conocimientos reales sobre el comportamiento de las aves. Sin embargo, esto que les conté sí que aplica para mis queridos The Byrds. Gene Clark, uno de los mejores compositores de su época, siempre vio su verdadero talento opacado por el resto. Es difícil destacar cuando tenés a tantos compañeros talentosos a tu lado, incluso si sos el mejor de todos ellos. De este modo se fue por su lado y, tras algunos discos (entre los que destaco el genial «White Light»), grabó este excelso «No Other», que resulta ser una de las cumbres de la historia del rock en particular y de la música en general.

Bueno, me estoy adelantando un poco. Primero quiero, ya sea tanto por ubicarlos a ustedes como por rellenar espacio yo, darles un poco de contexto sobre esta obra. Gene Clark venía de la reunión de los miembros originales de los Byrds de 1972 que dio como resultado el último disco de estudio del grupo, lanzado al año siguiente. Si bien el disco no fue ningún éxito, la calidad de los aportes de Clark le permitió a este firmar un contrato como artista en solitario. Mientras se preparaba para grabar, Gene se unió temporalmente al grupo soporte del ex Byrd Roger McGuinn, hasta el punto en el que ambos compartieron una casa en Hollywood Hills. Durante un encuentro en el club The Troubadour, introdujo una de las canciones que formarían parte del presente trabajo: Silver Raven. Tiempo después, Clark se retiró a su casa en Mendocino, en la cual empezó a componer el resto de las canciones, proceso que le tomó alrededor de un año. Según contó en entrevistas, él estaba muy influido por trabajos como el «Innervisions» de Stevie Wonder y el «Goats Head Soup» de los Rolling Stones. El punto es que entró al estudio en abril de 1974, y contó con algunos de los mejores sesionistas de la época: Butch Trucks de The Allman Brothers Band, Timothy Schmidt de The Eagles, Daniel Kortchmar de Linda Ronsdadt o el propio Chris Hillman de los Byrds y los Flying Burrito Brothers, entre muchos otros. ¿El resultado? Lo que se escucha acá. Ni más ni menos.

Pero, antes de hablar de las canciones, voy a decir un par de cosas más. En primer lugar, me sorprende cómo este disco es la total antítesis de «White Light» en lo que a producción y arreglos se refiere. Mientras que aquél sonaba despojado, con apenas guitarras, armónicas y órganos, en este aparecen todo tipo de instrumentos y arreglos. De hecho, la idea de este disco fue la de aplicar el estilo de producción de gente como Brian Wilson o Phil Spector a un sonido más country y de la música de raíces en general. Y el resultado es fabuloso. Bombástico, sí, pero justificadamente. Lo segundo que voy a decir tiene que ver con lo primero. No sé si les pase a ustedes también, pero yo siempre asocio el mood o «color» de la música con la portada del disco. En el caso de este trabajo no es algo subjetivo, sino que es obvio que su arte está hecho para encajar lo mejor posible con la música. Esa hermosa y recargada tapa con referencias al cine glamoroso de los años 20 hace juego perfectamente con estas canciones, hermosas y recargadas. Hay quienes dicen que este es el «Sgt. Pepper» de la música country. Puede ser. Yo también lo llamo el «Selling England by the Pound» de la música country, por ser simultáneamente bombástico y sincero, inflado y humano, más allá de que en otros aspectos no tengan mucho que ver. Otra comparación que se me viene a la mente, esta vez quizás más certera, es con el disco «Boulders» de Roy Wood. Es decir, es un disco hecho por un único tipo que, libre de las ataduras impuestas por su banda (los Byrds en el caso de Clark y The Move en el caso de Roy), decide explotar todo su talento individual. La única diferencia entre ambos es que Roy Wood tocó todos los instrumentos en su disco mientras que Gene Clark se rodeó de invitados, como ya expliqué. Pero no importa, porque la autoría de las canciones le pertenece 100% a él (salvo en el último tema, el cual fue escrito en colaboración de Doug Dillard). Como dato adicional, la producción de este disco fue una de las más caras de la época, ya que costó casi 100.000 dólares. Hoy en día puede parecer poco, pero vaya que no lo era en ese momento.

Ahora sí, pasemos a hablar de las canciones de esta maravilla. Empieza con un ritmo de guitarras country al que se le suma Clark cantando una melodía tranquila pero pegajosa, llena de ganchos. Es Life’s Greatest Fool. La letra se me hace algo triste para una melodía tan alegre, pero es un buen contraste. Quizás sea un intento de transmitir que, pese a nuestra propia estupidez humana, siempre hay una luz al final del túnel, una forma de ser mejores en la vida. Volviendo a la música, ese pianito de salón que suena previo al estribillo llena el alma, aunque no tanto como el estribillo mismo, en el que los coros dan un aire góspel. Todo lo que encontramos en este tema es lo que faltó en «Sweetheart of the Rodeo» de The Byrds. Es decir, grandes melodías, pasión a raudales, una fusión gratificante de estilos… esto es verdadero country rock, carajo. Y una gran forma de iniciar un disco.

Silver Raven es folk, a medio camino del estilo de Dylan (por lo acústico de su base y por su poesía) y del de los Byrds (por lo rica que suena instrumentalmente). Considerando que los Byrds siempre fueron un punto medio entre Dylan y los Beatles, el hecho de lograr algo a medio camino entre Dylan y los Byrds es como descubrir una nueva comida entre el desayuno y el almuerzayuno. Bah, siempre hago el mismo chiste de mierda. Chiste que, a todo esto, ni siquiera es mío, sino de los Simpson, aunque acá en América Latina fue mal traducido. Historia para otro día. Volviendo a esta canción, hace uso de un arpegio oscuro y más coros góspel que, en este caso, te tiran a la oscuridad más que elevarte a la luz como ocurría en el anterior tema. Acá el tono oscuro de la música está más acorde a la letra, con sus «aguas oscurecidas», sus «cielos problemáticos» y su «mar que empieza a llorar», entre otras cosas. No puedo negar esa ominosidad que transmite gracias a sus capas de sonido. Temazo.

El tema titular es bastante distinto a lo que venía sonando, y esto se debe a que suena más a psicodelia mezclada con R&B y ritmos latinos, cortesía probablemente de Sly Stone, quien estuvo en el estudio durante las grabaciones. Es irónico que este tema sea tan distinto al resto del disco. Es decir que No Other es como ningún otro tema acá. Es la canción menos empalagosa y más fácil de digerir del disco precisamente por su estilo. Me encanta la voz de Clark acá, que suena como cantando a través de un megáfono, y los coros que acompañan son irresistibles. El solo santanesco la rompe, y el órgano es exquisito. ¿Qué más se puede pedir?

Strength of Strings tiene una introducción que me recuerda mucho a la música oriental. ¡Country oriental! A que a nadie se le había ocurrido antes. Bueno, recuerdo un tema entre los bonus del ya mencionado «Sweetheart of the Rodeo» que también intentaba esta fusión, pero no hace falta decir que esta canción le pasa el trapo por mucho. El tema se va construyendo de a poco. Primero el arreglo de guitarra solo, luego acompañado de tarareos, después los mismos tarareos acompañados de coros y, recién pasado en primer minuto, entran el resto de los instrumentos para crear un dramatismo envidiable. No sé ustedes pero, cuando Gene canta «firey rain and rubies cooling in the sun», me transporto mentalmente al mismísimo sol con todo y llamaradas. Hay que ser un genio para lograr una imagen así. Y Clark lo es.

From a Silver Phial abre la segunda mitad del disco con un tono más nostálgico, pero se trata de una nostalgia feliz. Una nostalgia que sirve para tomar impulso hacia el futuro y no para quedarse enfrascado en el pasado. El estribillo es encantador, los solos con wah son lo último que uno se esperaría de un tema así y el piano es adorable. Esta mezcla de elementos es algo atípica, sí, pero el grupo se encarga de que funcione a la perfección y fluya como agua. Puntos para los intérpretes.

Ahora llegamos al magnum opus, la joya de la corona. Una de las mejores canciones que escuché en mi vida. Some Misunderstanding. Su inicio acústico es comparable a recorrer un pasillo oscuro que se va volviendo más largo y más apagado a medida que uno se adentra más en él. Casi llegado el primer minuto entra el bueno de Gene a cantar, y ese alargue que hace a la última palabra de cada verso es también exquisito. El estribillo decadente pinta un paisaje desolador, y el solo de guitarra slide con el piano de colchón no hace más que volver más oscura a la atmósfera general del tema. Tenemos también un segundo solo en el último minuto que cierra al tema como tiene que cerrarlo: de la mejor manera posible.

The True One es más country, pero bien volador y ensoñador. Es de lo más normal que tiene este disco, pero no por eso es mala. Todo lo contrario. ¿Cómo un tema con una melodía vocal así, unos arreglos de slide como estos, ese giro melódico del estribillo y esos adornos de piano eléctrico puede siquiera acercarse a ser malo? Si no está roto, no lo arregles. Y esta canción es inmejorable.

Cerramos con Lady of the North. Tengo entendido que es una oda de Clark a su mujer. Si algún día me caso con una mujer que sea música, espero que me dedique un tema así. No me importa si tiene que cambiar las letras para adaptarse al masculino. Quiero significar lo suficiente para alguien como para que me homenajee con una canción así de buena. Es un country experimental, en el que se mezcla la tradición con lo novedoso. La dulzura que transmite Gene no puede ser expresada con palabras, los intermedios instrumentales en los que se mezclan violines country con sintetizadores y guitarras eléctricas suenan genial, el piano vuelve a hacer el trasfondo ideal, y el tema termina con un efecto que me recuerda a una trompeta, aunque no lo es. Como para reflexionar sobre nuestras vidas y sobre lo que acabamos de escuchar. Inmejorable cierre.

E inmejorable disco. La verdad es que es perfecto. No sé si es mi disco favorito de todos los tiempos o no, pero está ahí arriba. Parece mentira que, a pesar de las buenas críticas que tuvo en general, fuera un fracaso a nivel comercial. Pero bueno, la gente que no compró este disco probablemente fuera la que sí compró discos de Kansas o de Kiss, así que no esperemos mucho de ellos. El fracaso comercial de este disco hundió a Clark aún más en las drogas y en el alcohol, lo que terminaría provocando su muerte en los 90. El tiempo mejoró un poco el estatus de esta obra, pero sigue siendo prácticamente desconocida para el gran público. Una lástima, ya que se trata de un trabajo descomunal, de esos que crecen con cada escucha. ¿Recuerdan cuando dije que «The Good Son» de Nick Cave era uno de mis cinco discos favoritos al momento de escribir la crítica a esa obra? Bueno, este disco lo superó por muy poco. Sé que Nick Cave no tiene nada que ver con esta reseña, pero es solo para demostrarles lo espectacular que es este pedazo de plástico. Incluso me animo a decir que es mejor que cualquier disco de The Byrds. Considerando que es mi banda estadounidense favorita, no es poco decir. Escúchenlo ya mismo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario