jueves, 19 de enero de 2023

The Beatles - Beatles for Sale


Nota: 8+
Mejor tema: Eight Days a Week.
Peor tema: Mr. Moonlight.

1)      No Reply
2)      I’m a Loser
3)      Baby’s in Black
4)      Rock and Roll Music
5)      I’ll Follow the Sun
6)      Mr. Moonlight
7)      Kansas City/Hey-Hey-Hey-Hey!
8)      Eight Days a Week
9)      Words of Love
10)    Honey Don’t
11)    Every Little Thing
12)    I Don’t Want to Spoil the Party
13)    What You’re Doing
14)    Everybody’s Trying to Be my Baby

 

¿Qué pasó acá? ¿Un retroceso en la discografía de los Beatles? ¿Será eso posible? Pues sí. Los Beatles, aunque no lo parezca, también fueron humanos. Hasta el momento venía evitando hablar de la historia del grupo por verlo innecesario y reiterativo, pero este es el punto en el que la historia humana de los muchachos comienza a volverse parte indivisible de su obra, así que voy a tener que ser un poco reiterativo y dar contexto a sus grabaciones.

Los Beatles grabaron este disco en el punto más alto de la Beatlemanía. Tanto éxito tenían que la disquera empezaba a exigirles más y más. Para colmo de males, ellos estaban cansados. Puede que desde afuera se viera hermoso el hecho de tener el mundo a los pies, pero la verdad es que no debe ser fácil ser el fenómeno de masas más grande e importante del mundo. Muchos desean eso, pero la banda demuestra que la fama no es todo color rosa. Siguiendo con la historia, entre junio y julio del 64, el grupo tocó en Dinamarca, Países Bajos y Hong Kong, entre otros lugares. Tras eso, volvieron a su país para una serie de encuentros de radio y televisión con el fin de promocionar la película A Hard Day’s Night. También hicieron una gira de un mes por Norteamérica, y en Nueva York conocieron a Bob Dylan, quien los introdujo al cannabis. Mediante el ejemplo de este, el grupo en general y John Lennon en particular se sintieron empujados a escribir letras más introspectivas y profundas que antes. Con respecto al álbum, las sesiones empezaron en EMI Studios el 11 de agosto del 64, un mes después del lanzamiento del anterior. La disquera le dio muy poco tiempo al grupo ya que querían que saliera para las fechas navideñas. Y así fue. A todo dolor, pero así fue. Para lograr esto, el grupo tuvo que juntarse y escribir canciones a la menor oportunidad, casi por la fuerza. Bah, casi no. Por la fuerza. Entre esas composiciones salieron la clásica I Feel Fine con su lado B, She’s a Woman. Aunque este fue un single y no apareció en el disco. También hay que destacar que fue George Harrison quien incitó a la banda a experimentar con técnicas de grabación en el estudio. Y eso fue lo que hicieron. Es así que tenemos novedades técnicas como el fade in de Eight Days a Week, el órgano acuoso de Mr. Moonlight y el primer uso grabado del feedback en el mencionado I Feel Fine. También hay que destacar el nuevo rango de instrumentos y las letras de Lennon de las que ya hablamos antes, más influidas por Dylan, aunque todavía en un estado primitivo para el potencial que alcanzaría después. La grabación fue completada el 26 de octubre y, como ya se dijo, lanzado en diciembre. El 4 de diciembre para ser más preciso. Ahora nos queda hablar del contenido.

Como ya dije, este es un obvio retroceso en la carrera del grupo en términos de calidad, le disguste a quien le disguste. La inmaculez que habían alcanzado con su disco anterior se evapora, y a eso hay que sumarle el hecho de que volvieron los covers, que son ni más ni menos que seis, como en los dos primeros discos. Para colmo, uno de ellos es la SOPORÍFERA Mr. Moonlight, que tiene a Lennon desgarrándose la garganta en un pésimo efecto, unas armonías bien lentas y aburridas y una atmósfera que transmite tedio. Normalmente hago una diferenciación entre un tema aburrido y un tema feo, pero es que esto es tan aburrido que entra en el terreno de lo horrible. Es la canción que menos me gusta de la carrera del grupo, no me importa que todo el mundo coincida con eso, a veces las masas tienen la razón también. El resto de las versiones no están mal, pero son muy regresivas para lo que venía demostrando el grupo. La más rescatable quizás sea Rock and Roll Music de Chuck Berry por la energía que despliega y lo pegadiza que es, pero ya establecimos que un 99% de las canciones del grupo son pegadizas de algún modo, así que no es un gran mérito, aparte de que su pegajosidad en este caso es mérito del buen Chuck. El medley (o potpurrí para la gente de habla hispana) de Kansas City (compuesta por Jerry Leiber y Mike Stoller) y Hey Hey Hey Hey! (de Richard Penniman, que no es otro que Little Richard) es interesante y divertido, pero lo único que lo hace llamativo es el hecho de ser una mezcla de dos temas diferentes, que encima tampoco es que lo hayan hecho maravillosamente. También tenemos un par de canciones de Carl Perkins: Honey Don’t y Everybody’s Trying to Be my Baby. La primera solo destaca porque Ringo la canta muy bien y la hace divertida, mientras que la segunda destaca por el efecto de eco en la voz de Harrison y por lo que dijo John McFerrin en su reseña: que es gracioso imaginarse a George siendo un sex symbol y teniendo a todas las chicas detrás para acostarse con él. Y me queda Words of Love de Buddy Holly, que sería otra cosa mediocre si no fuera por el dulcísimo y adorable tono de guitarra que usa George Harrison. No, esperen. Sigue siendo una cosa mediocre incluso con el dulcísimo y adorable tono de guitarra que usa George Harrison, así que olviden lo que dije. Como ven, estas versiones no tienen nada de interesante comparadas con varias de sus dos primeros discos. ¿Quieren saber por qué?

Pues porque los originales son espectaculares. Es así, gente. Puede que en algunos aspectos este disco sea un paso atrás, pero nadie me puede negar que, en los temas propios del grupo, hay avances. Avances pequeños, pero se nota que van creciendo artísticamente poquito a poco. La tríada de canciones que abre el disco no tiene nada que envidiarle a lo que venían haciendo. No Reply es una apertura mucho más lenta y lánguida que I Saw Her Standing There, It Won’t Be Long y A Hard Day’s Night, pero esto demuestra madurez y deseos de no estancarse. Aparte de que compositivamente es tan magistral como aquellas. Una melodía rítmica y original, unas armonías tremendas y esos mini clímax de «I saw the light/I saw the light», «I nearly died/I nearly died» y «No reply/no reply» son más que suficientes para construir un clásico que mantiene la racha de enganchar al oyente desde el inicio. Y guarda que I’m a Loser es todavía mejor, con su estilo entre folk y country y sus breaks de armónica con obvias influencias de Dylan pero con un sonido más limpio, al que le sigue un mini solo de guitarra que solo puedo definir como irónico, como si esa guitarra se estuviera burlando de nosotros. Es mi segundo tema favorito del disco. Y para cerrar esta pesimista trilogía, Baby’s in Black, que tiene una melodía que es más pegadiza de lo que cabría esperar con el funeral que arrastra su atmósfera y esos incisos de guitarra acuchillantes. Buen contraste. I’ll Follow the Sun es un tema de Paul que tenía encajonado desde que conoció a John a los 16 años. Qué buena idea rescatarla, porque su ambiente luminoso y humilde es un excelente contraste con el resto del material propio. Además, demuestra el interés del grupo por la música de raíces norteamericanas antes de que el revival de ese estilo se volviera una moda. Se podría decir que la usaron justo a tiempo a la canción, incluso antes de que los Byrds pusieran de moda el country y el folk. Y hablando de los Byrds, What You’re Doing es claramente un adelanto del sonido de ellos. El tono de guitarra y la melodía me suenan como a una versión más luminosa y temprana del tema It Won’t Be Wrong que aparecería en su segundo disco, mientras que el solo, sin perder la limpidez del ambiente general de la canción, tiene un algo más tormentoso que me recuerda a lo que sería Eight Miles High (salvando las distancias). Se dice que el tema es una burla y homenaje simultáneamente al estilo de la mencionada banda, y yo me sentiría orgulloso de que alguien me homenajeara y se burlara de mí con una canción así de buena. También tenemos a Every Little Thing, que irradia luz por todos los costados mientras que la guitarra suena dulce de una forma rasposa (o rasposa de una forma dulce, depende de cómo lo vean). Me gusta también cómo la batería de Ringo hace un espacio entre una parte del estribillo y la otra. Tremendo ritmo. I Don’t Want to Spoil the Party tiene otra melodía acústica country reposada y no tan oscura que hace de buen contraste con las voces más desangeladas que sin embargo sostienen tremendas melodías y armonías, aparte de su letra que sí es pesimista. También es de mis favoritas. Pero mi favorita, lo que se dice favorita favorita, es Eight Days a Week. El riff en fade in nos hace sentir que la felicidad se acerca, y es así. Es el tema más alegre y fuera de lugar estilísticamente del disco, ¿pero desde cuándo eso es un problema cuando la canción en sí es buena? En sus menos de tres minutos no para de tirar un gancho atrás de otro. Primero el verso, después el preestribillo, después el estribillo en sí mismo y, para rematar, las palmas que acompañan en todo momento invitan a unirse a la fiesta. Qué gran canción.

En conclusión, este disco es un retroceso con avances. Volvemos a los covers que en esta ocasión suman tan poco que terminan restando, pero los originales son tan buenos y, en algunos casos, innovadores, que terminan nivelando para arriba. Aparte de que nos permiten ver otra cara del grupo. No sé si más realista porque a veces se pasan de pesimistas y lacrimógenos, pero que al menos se aplaude por no querer caretearla con que es todo felicidad y sonrisas. Recién en posteriores discos encontrarían el equilibrio justo entre la felicidad y el sufrimiento, pero este primer intento no les sale nada mal. Se podría decir que la historia de los Beatles es la narrativa del héroe en cierta medida. Este disco sería algo así como el punto de quiebre, ese momento en que se tienen que enfrentar a una prueba de fuego que cambiaría su destino para siempre. Dicha prueba para ellos sería el hacer un buen disco con toda la presión de las disqueras encima y con un límite de tiempo. Es un esfuerzo que algunos podrán mirar con cierto desprecio y otros con cariño y algo de admiración, pero acá es donde el grupo se empieza a convertir en el Superman del mundo de la música. No es el mejor disco que hicieron pero, considerando que ninguno de sus trabajos baja de muy bueno y que este ni siquiera es el más flojo de su obra, lo súper recomiendo.

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