Mejor tema: Bright Blue Tango.
1) Sufficiently Breathless
2) Bright Blue Tango
3) Drifting in Space
4) Evil Men
5) Starglow Energy
6) Distant Sun
7) Voyages of Past Travellers8) Everything’s a Circle
Y vamos más allá con Captain
Beyond (ya que «beyond» significa «más allá». El pico de la comedia fue este
comentario). No es algo que me cueste mucho ya que la banda solo sacó tres
discos, y nada más que dos tienen a Rod Evans al timón, lo que acorta más aun
mi trabajo. Aunque en una de esas podría escuchar el disco apócrifo (que, para
los interesados, se llama «Dawn Explosion») y hacerle una crítica. Quizás, si
es tan mediocre como se dice, podría ser mi primera reseña de un disco malo.
Pero ya vamos a llegar a eso, y no quiero distraerme más de lo necesario.
Tras el primer disco, Bobby
Caldwell dejó la banda para unirse al guitarrista Rick Derringer y fue
reemplazado por Brian Glascock (me voy a ahorrar hacer un chiste con su
apellido. Sería muy fácil). Aunque ya con eso tenían una banda completa, también
se unieron otros músicos, tales como el tecladista Reese Williams y el
percusionista Guille García. A Giorgio Gomelsky (que era el productor) no le gustaba
el estilo de Glascock y les pidió que buscaran un nuevo batero, que fue Marty Rodríguez
por recomendación de García. Fue así que grabaron este disco y lo lanzaron en
1973. El bajista Lee Dorman dijo que las canciones fueron compuestas por él,
Evans y por Larry Reinhardt, pero que se les dio un porcentaje de los royalties
a Rodríguez y a García por sus arreglos. Y solo nos queda hablar del disco.
Como dijo no me acuerdo quién (pero estoy seguro de que fue uno de los muchos
matones genéricos del pésimo videojuego basado en la película de Spiderman 3),
a por él.
Lo primero que habrán notado al
ver el puntaje que le di al disco y los colores de las canciones es que bajó
muchísimo el nivel con respecto al sensacional debut. Y es así. Hay varios
factores que contribuyen a eso, y no voy a contar como parte de estos al hecho
de que el grupo cambiara su sonido. Para que me entiendan, este disco
representa un giro casi total con respecto a su anterior trabajo, ya que la
música tiene muchas más influencias folkys y latinas que de hard rock, space y
proto metal. Es decir, es un cambio grande, pero si está bien hecho no tiene
por qué ser un impedimento para disfrutar el disco. Incluso hay guiños al
sonido de su debut, pero no son la gran cosa. Precisamente ahí está el primer problema.
Esta obra, más allá del cambio estilístico, es mucho más inconsistente en el
apartado compositivo. Si bien la primera mitad es fantástica y no tiene nada
que envidiarle a lo que ya habían hecho, la segunda se cae a pedazos de lo poco
interesante que es. Podrían al menos haber distribuido las canciones de otra
manera y más o menos se habría maquillado este problema, pero no. Una primera
parte excelente y la segunda mediocre por toda la cara. Esta dejadez
compositiva es el gran defecto de este trabajo, pero no es el único. El otro
problema es que, mientras que su debut era una unidad perfecta, acá las
canciones no guardan mucha relación entre sí. Por más que estilísticamente haya
coherencia, los temas en sí parecen sobras de diferentes proyectos que no
tienen nada que ver uno con otro. Más que un conjunto, es un rejunte, que no es
lo mismo. El tercer problema del disco es lo corto que es. Dura unos 33 minutos
con veinte segundos. Y el asunto no es su brevedad en sí misma. Después de
todo, amo discos todavía más cortos que este (como «Green River» o el
mencionado hasta el hartazgo a lo largo de la historia de este blog «The
Notorious Byrd Brothers»). El tema es que deja una sensación de insuficiencia y
poco desarrollo. El debut no dejaba ningún cabo suelto, y eso que solo era dos
minutos más largo. Gusto a poco el Bobby. En definitiva, si sumamos todos estos
defectos, el resultado es una obra soberanamente inferior a la anterior.
Y es una lástima, ya que las
primeras cuatro canciones son espectaculares y en sí mismas conformarían un
excelente EP. El tema titular definitivamente descoloca a quien lo escucha por
primera vez tras haber absorbido su debut. Es cierto que había tramos acústicos
en aquél, pero siempre derivaban en rockers incendiarios, mientras que acá es puro
folk con bongos y guitarritas acústicas. Si superamos ese shock inicial, vamos
a apreciar que la melodía es hermosa. Por algún motivo, la parte de guitarra me
recuerda a los Kinks, pero no logro identificar a qué canción en específico. ¿Johnny Thunder? ¿Days? Ni idea. Igualmente, esta canción ofrece más que una sensación
de deja vu. El estribillo es adorable y los solos melódicos en la tradición de
Led Zeppelin dejan el alma chiquita de lo lindos que suenan. Este es uno de los
casos en los que el cambio de estilo se justifica. Y Bright Blue Tango es mi favorita de acá, casi hasta el punto de
poder competir con lo que habían hecho en su primer disco. Por algún motivo, el
color con el que identifico a la canción es, precisamente, el azul. No es para
menos, si esas guitarras acuosas parecen el mar, y la melodía es de lo más
jovial y simpático que haya hecho el grupo. Además, no puedo dejar de mencionar
sus quiebres instrumentales de piano y sus armonías vocales. No hay nada de
épico ni amenazante en este tema, pero derrocha tanto buen humor que no puedo
menos que considerarla una de sus mejores creaciones. Fantástica. La que sí
suena un poco más cercana al debut es la tremenda Drifting in Space, con su rapidísimo e intrincado riff de guitarra
que me juego la vida a que inspiró a King Crimson para el tema Thela Hun Ginjeet. Tan solo escuchen
ambas una después de la otra y atrévanse a negarme el parecido enorme que
tienen. Si hasta el tempo es casi el mismo. Fuera de eso, las cataratas de
piano que van apareciendo y desapareciendo son espectaculares y muy melódicas.
Nada de tocar cosas complicadas por presumir virtuosismo. Por último, Evil Men empieza con una intro juguetona
y casi de videojuego que es imposible que no te pinte una sonrisa en la cara.
El riff que sigue no es tan amigable, pero tampoco resulta tan oscuro. Digamos
que juega a ser oscuro, lo cual no necesariamente es malo y le da cierta
continuidad. La melodía vocal es muy buena, sobre todo en el estribillo que sí
enturbia un poco el mood del tema, pero de una forma en la que lo hace más
memorable todavía al conjunto. Y no me iba a quedar sin mencionar los solos de
guitarra, siendo el primero más chillón y agudo mientras que el segundo es más
grave y cargado de wah, pero ambos son fenomenales y terminan de redondear una
joyita de canción.
Hasta acá uno dice «sí, el disco
no tiene mucha unidad ni coherencia, pero las canciones están bárbaras», y es a
partir del quinto tema que nos quedamos sin el pan y sin la torta. Sin la
unidad y sin las grandes canciones. Starglow
Energy es una balada de tintes galácticos que no puede ni atarle los
cordones a los esfuerzos más space del debut. Es linda y atmosférica, pero
aburre a la larga. Distant Sun, por
su parte, tiene elementos para ser un clásico. Su entrada de bajo mamut es
aplastante y amenazante a partes iguales, el mini clímax que alcanza Evans en
la línea «Had to find a distant sun» está casi al nivel de su performance en el
primer disco y el intermedio con piano jazzero es realmente envolvente. Por el
lado malo, los versos tienen una bombástica que no me convence, el piano
disonante suena mal y fuera de lugar y el conjunto da la sensación de ser un
Frankenstein sin mucha coherencia. No me gusta mucho el tema que digamos. Las
canciones Voyages of Past Travellers y
Everything’s a Circle pretenden
formar una especie de suite como las que abundaban en la anterior obra, pero no
solamente ambas piezas no pegan ni con plasticola, sino que sus ideas musicales
individuales no son muy inspiradas. La primera, por ejemplo, es un collage de
ruidos y voces «extraterrestres» que pretende hacernos volar por el infinito,
pero que en la práctica es casi tan inútil y desechable como E5150 de Black Sabbath. Un desperdicio. Everything’s a Circle es quizás el mejor
tema de esta segunda mitad. Empieza con unos teclados atmosféricos que después
mutan en una especie de mezcla entre Santana y Hendrix, además de que la voz de
Rod está pasada por algún tipo de sintetizador para sonar acuosa y lejana. Retiro
lo dicho antes. Esta canción está bastante bien y resulta muy interesante. Al
menos hasta el final, donde se pone pesada y amenazante sin venir a cuento y
termina de forma muy abrupta.
Y el siguiente tema es… un momento, ¿cómo que acá termina el disco? ¿De esa forma tan súbita y poco adecuada? Pues sí. Les dije que era un disco que se sentía incompleto. Y es que la precisión de relojero de la que solían presumir se evaporó casi por completo, lo que nos deja con un álbum bueno pero inconsistente. Podría haber sido, como bien dije antes, un excelente EP con sus primeras cuatro canciones. De última, podrían haber trabajado un poco más en la segunda mitad y así hubiéramos tenido una secuela tremenda. Pero no. La maldita costumbre de la época de no dejar pasar más de un año sin sacar disco nuevo. Mucha gente se queja de que las bandas ahora se toman mucho tiempo entre un lanzamiento y otro, pero creo que es lo mejor. Miren lo que es esto, si no. Mientras que la primera parte de la obra se llevaría un nueve o un diez de puntaje, a la segunda le doy un seis rasposo. Eso es lo que yo llamo «desperdicio de potencial». Pero guarda, que la portada es buenísima y, como dijo alguien en un comentario de Youtube, recuerda a la de «A Trick of the Tail» de Genesis. Tal vez les dio alguna idea a los británicos. Entre eso y el futuro riff de Thela Hun Ginjeet, quizás el disco (y, por extensión, la banda) no pasó tan desapercibido, aunque eso no les impediría separarse después de este lanzamiento para tras unos años volver con Bobby Caldwell pero sin Rod Evans. Un día quizás les cuente mejor esa historia. Con respecto al presente disco, lo recomiendo un poco, a pesar de cómo lo lapidé. Tan solo no esperen LA secuela.
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