martes, 21 de febrero de 2023

Vox Dei - La biblia


Nota: 10+
Mejor tema: Génesis, supongo.
Peor tema: Cristo (nacimiento).

1)      Génesis
2)      Moisés
3)      Las guerras
4)      Libros sapienciales
5)      Profecías
6)      Cristo (nacimiento)
7)      Cristo (muerte y resurrección)
8)      Apocalipsis


Ahora sí, señor. Esto es lo que los Monty Python llamarían «algo completamente diferente». Quizás este disco no sea tan distinto del primero en cuestiones musicales (si bien hay cambios y evolución en ese sentido), pero sí en calidad. Ahí son dos bandas que, más que de países diferentes, parecen de universos diferentes, en la sana tradición de los universos paralelos de Star Trek. Les voy a ir contando de a poco.

Como siempre, hay que contextualizar primero. En este caso me tomo esta tarea con todo gusto, ya que la historia del concepto y la gestación de esta obra de arte es de lo más curiosa y sé que a ustedes les va a interesar también. Cuando todo era nada y era nada el principio (otoño de 1970), el grupo estaba en un ambiente en el que se sentían muy creativos. Ricardo Soulé había planteado la idea de un disco basado en la biblia seguramente con la mayor de las inocencias, pero nadie le dijo que dejara de volar. Todo lo contrario, Jorge Álvarez les dijo que le dieran para adelante. Además de que, en palabras de Willy Quiroga, no tenían productores que les pusieran trabas. Quienes sí estaban dispuestos a ponerles trabas eran el gobierno dictatorial del momento y la iglesia católica, que tenía demasiada influencia. Originalmente la idea era encarar el proyecto de forma dogmática y tal cual dicen las escrituras sagradas, pero el grupo sintió que tenía que poner algo de su parte, «dar la cara» al tratar el tema. El disco fue compuesto, descompuesto y recompuesto a medida que grababan, en muchos casos teniendo que dar marcha atrás. Las primeras canciones en ser terminadas fueron, precisamente, las tres primeras. ¿Y recuerdan que antes hablé de la iglesia católica? Bueno, cuando se enteraron de lo que se estaba cocinando, decidieron meter la cuchara antes que nadie, todo sea por no pervertir las mentes de los jóvenes influenciables, que solo ellos tenían derecho a moldearlas. Para lograr «domar» la obra, mandaron al monseñor Emilio Graselli (luego involucrado en cuestiones de violaciones a los derechos humanos), quien era secretario del arzobispo y cardenal Antonio Caggiano. La letra de Génesis fue elogiada y de seguro eso hizo más cuesta abajo el resto de las grabaciones. En el ámbito personal, la exigencia de grabar una obra así hizo que hubiera enfrentamientos entre los propios miembros del grupo. Por ejemplo, tras terminar las grabaciones del disco, Juan Godoy abandonó el grupo y el mundo del rock. También tuvieron problemas de derechos ya que, durante la grabación del disco, el sello Mandioca quebró y las cintas quedaron en poder de otro sello llamado Disc Jockey, que era el lugar en el que el grupo ensayaba. Fueron estos quienes cometieron el error de imprimir los discos antes de que terminara la grabación, lo que dio como resultado que Apocalipsis quedara incompleta y que se intercambiaran los títulos de los temas Profecías y Libros sapienciales. Afortunadamente, algunos de estos errores fueron corregidos con el tiempo y la obra salió en 1971 bastante bien. Más que bastante bien, diría yo.

Pasando a hablar del disco, tengo un par de cosas que decir. En primer lugar es que el concepto en sí es muy bueno. Sí, quizás hoy en día estemos muy acostumbrados a las ficciones que encaran a los personajes religiosos desde un punto de vista más humano y falible, pero en esa época no era lo más común del mundo, y hasta me sorprende que una banda argentina se haya adelantado en esto a las bandas anglosajonas, que supuestamente lo inventaron todo antes. Punto para Argentina. Otra cosa, que no he visto que ninguna crítica a esta obra haya mencionado antes, es el hecho de cómo se representa mediante la música la vastedad del libro en el que se basan. Me explico. Una vez, en un bar en el que estaba con unos amigos, estábamos hablando de religión con el dueño, y él dijo algo que me quedó grabado para siempre: «la Biblia es el libro más diverso de la historia, ya que abarca todos los géneros literarios. La poesía, la épica, el costumbrismo…». Bueno, algo así pasa con este disco, ya que su música abarca muchas de las facetas que la música rock había explotado hasta el momento. Hay blues, hay hard, hay psicodelia, hay folk, hay sinfonismo… no sé hasta qué punto sea intencional esta equivalencia, pero le da una riqueza adicional al conjunto, ya que no se trata de ser ecléctico por serlo, sino con un propósito conceptual. Esto es algo que no he visto en casi ningún otro lado, y digo «casi» solo por dejar la posibilidad abierta a que alguna otra banda haya hecho algo parecido. Simplemente fantástico.

¿Y qué tal las canciones? Pues espectaculares de la primera a la última. Génesis va naciendo desde la nada, de la misma forma en la que el mundo y la vida fueron creadas: desde el vacío. El dramatismo que alcanzan las secciones instrumentales y la voz de Soulé está al alcance de muy poca gente, sea del país que sea. Y ese final en el que las guitarras suenan a fuego realmente evoca al planeta Tierra en ese momento en que era solo un mundo ardiente y vacío. De antología. Moisés, por su parte, es todo lo contrario. Un tema reposado y casi líquido, con sus guitarras y armonías vocales que chorrean psicodelia, aunque la melodía es casi de una canción infantil. La primera parte de la letra habla de cuando encuentran a Moisés en el río siendo bebé pero, tras un intermedio instrumental que son años en tiempo de la historia que se está contando, Moisés ya es un hombre y tiene un mensaje que dar y una misión que cumplir. Por último, esa parte en la que cantan «Sol/que quiero verte/que quiero verte/y te voy a buscar» tiene una melodía que se acerca más al folclore, pero no el folk estadounidense, sino el latinoamericano. Es bueno que, a pesar de ser un disco de rock, haya este espacio para ese tipo de ritmos, sobre todo si la canción en sí es tan buena como lo es acá. Y después viene el tema Las guerras, con esos power chords que me recuerdan mucho a como empieza War Pigs de Black Sabbath, pero con requintos de por medio que recuerdan más a Led Zeppelin y a Deep Purple. Después de unos veinte segundos, entra el ritmo con todo y la parte cantada con esa cadencia que parece una marcha guerrera: «vengo de muy lejos a vivir aquí/en la casa que está detrás del río/vengo a buscar nomás lo que es mío/es una promesa que debo cumplir». Después viene un cambio de ritmo con una entonación más aguda y luego un solo de armónica que espejea la melodía vocal. Cuando al sexto minuto parece que el tema va a terminarse, es tan solo la entrada para una competencia de solos que alargan el tema hasta los trece minutos con veinte segundos, de modo que es el tema más largo del disco. Y guarda que no es rellenar espacio por rellenarlo, sino que los solos son brutales y sacan el alma del cuerpo. Podría ser mi favorita de todo el disco. Para cerrar la primera mitad, llega Libros sapienciales. Como dije antes, este tema en ciertas ediciones tomó el título de Profecías y aquél tomó el de nombre de este, pero basta leer las letras para darse cuenta de cómo debería llamarse cada canción. La presente tiene dos partes. La primera es un tema de rock adornado con tímidos arreglos orquestales y una breve melodía vocal de las buenas. A partir del segundo minuto el tema se va acelerando y desenfrenando para desembocar en la segunda parte, que uno esperaría que fuera una locura de hard rock pero que más bien se trata de una balada blusera que corta el ritmo en seco. La melodía de esta parte es conmovedora y llena los ojos de lágrimas, con uno de esos mensajes que resultan ser universales a pesar de su contenido religioso.

Abriendo la segunda parte tenemos una breve canción acústica llamada Profecías. La melodía es hermosa, pura e inocente, lo que hace más universal al mensaje de la llegada del mesías. Claro que, en este contexto de humanización de Jesús, no es tanto un mesías, sino más bien un revolucionario, con sus luces y sus sombras. Gran canción. Y entonces Cristo debe nacer, ¿y con qué va a ser si no es con Cristo (nacimiento)? Un tema con tintes psicodélicos y sinfónicos. Diría que es la única canción que no llega a ser un clásico, pero aun así tiene melodías destacables, como la del solo de guitarra o el arpegio del final. No está mal. Sin embargo, Cristo (muerte y resurrección) es mucho mejor. Empieza como un tema de folk (ahora sí) estadounidense, con esas raudas pistas acústica y de armónica que enorgullecerían a Bob Dylan. Sin embargo, al igual que con la música de Bob Dylan, las melodías son bellísimas y el sentimiento es palpable. Cerca del tercer minuto se vuelve más un blues rock al que acompañan unos coros estilo doo wop o góspel que logran llenar los huecos del tema. Para el quinto minuto se vuelve más épico todo y entra un rock pesado acompañado de una orquesta apoteósica. El último medio minuto es un canto coral angelical que, aunque no me termina de cerrar, tampoco arruina el tema y encaja con el concepto de la canción. Y, como buen disco basado en las sagradas y hegemónicas escrituras, terminamos con el instrumental Apocalipsis, cuyo título lo dice todo. Es un infierno de distorsiones, pedales wah y ritmos pesados que, más que anunciar un final propiamente dicho, anuncia la llegada de algo nuevo y refrescante para la humanidad. A esta interpretación ayuda lo que iba a ser la letra que tendría la canción: «Este es el final/es el apocalipsis/no puedo hablar/apenas sí puedo decir lo que veo/hay melodías en el aire/esto es maravilloso/no puede ser el final/aquí no termina/¡Aquí empieza!». Hubiera sido interesante escuchar el tema terminado y no cortado por la mitad, pero esto que se escucha acá está perfecto también. Tremendo cierre.

Bien, solo me queda sacar una conclusión, y eso es algo fácil. Este disco es una obra de arte. Una obra redonda y perfecta. Uno de los dos o tres mejores álbumes en la historia del rock argentino. De hecho, podría ser mi favorito. Creo que solo lo supera «Los delirios del mariscal» de Crucis. Ambos son igual de inmaculados en lo musical, y en lo conceptual también. Solo pongo el disco de Crucis más arriba por el simple hecho de que el concepto de humanizar a los militares no para defenderlos sino para bajarlos del pedestal que ellos mismos se crearon se me hace más interesante y original que el de humanizar personajes de la biblia. Sin embargo, la ejecución del concepto de la presente obra es intachable y, como ya dije, no era tan trillado en la época en la que salió, así que está todo bien. Lástima que esta es prácticamente la única obra maestra de Vox Dei, pero bueno. A disfrutarla y tenerla en las estanterías de la casa.

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