viernes, 12 de mayo de 2023

Los fabulosos Cadillacs - El ritmo mundial


Nota: 8
Mejor tema: Vasos vacíos.
Peor tema: Es tan lejos de aquí.

1)      Es tan lejos de aquí
2)      Revolution Rock
3)      Vasos vacíos
4)      Siempre me hablaste de ella
5)      Botella de humo
6)      Conversación nocturna
7)      Tengo solamente dos maneras de estar cerca del cielo
8)      Más solo que la noche anterior
9)      Número dos en tu lista
10)    Twist y gritos
11)    Te tiraré del altar


Bastante mejor. No bastante bastante mejor, como era «Yo te avisé!!» con respecto a «Bares y fondas», pero bastante con un solo bastante sí, y eso es bastante. Los Cadillacs siguen puliendo su sonido y mejorando pasito a paso su nivel compositivo e interpretativo, al punto en el que puedo decir que este es un buen disco. Ya no decente o pasable, sino bueno, y eso es todo un halago de mi parte, pero vamos por ídem (o, mejor dicho, «ídems», ya que este segundo «partes» es plural).

El anterior disco no solo le había dado fama a la banda dentro del país, sino también en países limítrofes, como Chile y Perú. Acá en Argentina, como ya eran demasiado prestigiosos para los bares en los que solían tocar, decidieron hacer un recital en el estadio Obras Sanitarias, el cuál fue muy exitoso y multitudinario. Ya libres de las obligaciones de las giras, a fines de octubre de 1988 comenzaron con su nuevo material. Este disco fue grabado en el estudio Panda y producido por Mario Breuer. Originalmente se llamaba «El ritmo mundial: La revolución del rock» en su versión long play, pero se acortó su nombre cuando lo pasaron a CD. La banda deseaba seguir incorporando influencias de diversos estilos del tipo caribeño, a tal punto que incluso contaron con la participación de la legendaria Celia Cruz, aunque ella estuvo más por necesidad de popularidad y dinero que por gustarle el grupo, del cual no había escuchado nada. Pero bueno, una colaboración es una colaboración. En cuanto a la recepción del trabajo, fue bien recibido por la prensa pero aun así tuvo pocas ventas (aunque esto fue por razones políticas y económicas más allá del poder de la banda). Una lástima, ya que el disco está más que bien.

Bueno, ya básicamente les resumí lo que pienso del disco, pero un resumen, como la palabra lo indica, es algo extremadamente breve y poco informativo. Yo quiero una excusa para escribir mucho y desplegar mi mundo interno de ideas, así que ahí vamos. El disco comienza a tener un sonido más cercano a lo latino, lo cual luego se iría acentuando más en trabajos siguientes. También se destaca que ya prácticamente no quedan rastros de la música new wave (excepto por Número dos en tu lista, que para colmo suena muy bien). Si bien, como escuché decir muy acertadamente a alguien de Twitch, el new wave es un género de características muy poco claras como para considerarlo algo más que «un género paraguas», yo me refiero a que no queda nada de tecnológico y futurista en el sonido del grupo, ya que estas canciones siguen teniendo ese músculo Talkingheadesco, y todos sabemos que Talking Heads fue una de las bandas capitales de dicho estilo. Supongo que me entienden. Pero bueno, todo esto no serviría de nada si las canciones no estuvieran bien escritas e interpretadas, y lo están. Ninguno de estos temas me gusta más que El genio del dub, pero el conjunto está mucho más pensado y trabajado que el de cualquiera de los dos discos anteriores. La distribución de canciones es muy adecuada e inteligente. Salvo por el principio y el final, claro. Es tan lejos de aquí abre con un agradable ritmo juguetón y unos «uh, ah/uh uh ah» bastante simpáticos y pegadizos, pero después llegan los otros coros «uo uo uo uo ua» que nos hacen sospechar de que algo no anda tan bien con la canción, lo cual nos termina de confirmar el horrendo y ridículo rapeo de los versos y, como si fuera poco, siguen repitiendo ese coro decadente con menos gracia que muchos shows de stand up. El único motivo por el que no la marco en azul es porque instrumentalmente se sostiene y porque, cuando cantan como la gente, resulta bien. No por eso deja de ser una mala elección para abrir el disco, así como tampoco fue una gran elección cerrarlo con Te tiraré del altar. Si bien esos coros de barra borracha pueden hasta llegar a ser graciosos, hay una parte en la que creo que canta el mismo tipo que había cantado en Belcha del debut, y lo hace igual de mal. ¿Era necesario reflotar elementos de ese tema horrible? Y, lo más importante, ¿era necesario poner los dos temas más flojos justo en los dos momentos más importantes y definitorios de un disco como lo son su comienzo y su conclusión? Por el amor de Dios, no aprenden más.

Bah, estoy exagerando. Aunque lo hagan despacito, sí aprenden, y se nota. El resto de las canciones son realmente entretenidas y bien hechas. Me llama la atención que el grupo introduce una premisa muy novedosa e interesante para futuras bandas, que puede resumirse en «hacer covers de covers». Sí, así como escucharon. Revolution Rock es un cover de un tema de The Clash que en realidad era un cover de unos tales Jackie Edwards y Danny Ray, y Twist y gritos es un cover de los Beatles que en realidad era un cover de The Isley Brothers. Un seguidor de esta propuesta fue el personaje de Capusotto llamado «Lalo Ranni, el doble de Copani», que era un músico que le hacía tributo a Ignacio Copani haciéndole tributo a otros artistas. Un doble homenaje lo llamaban. Con respecto a lo que hacen los Fabulosos, pensaba empezar diciendo que Revolution Rock suena más fiestera y menos combativa, pero la versión de The Clash también era bastante relajada. En todo caso, podemos decir que los Cadillacs la hacen sonar más apta para un cumple de 15, y no lo digo despectivamente. De hecho, me gusta más su versión que la de los ingleses, ya que tiene más energía, grandes solos de instrumentos de vientos (de los cuales el primero suena extrañamente etéreo) y, lo más importante, ¿me van a decir que no les encanta cuando dice «llamá a tu viejo/llamá a tu vieja»? O sea, está bien que el rock es (o era) justamente para rebelarse de los padres, pero ese es un sentimiento muy adolescente. Con el tiempo uno se da cuenta de que lo más importante es el tiempo que pasamos con nuestros seres queridos. Sí, me puse muy sentimental, pero está bien. No todo son jodas acá. También hay lugar para la belleza y la nostalgia en mis críticas. Vamos a arruinar este momento en un rato. Con respecto a Twist y gritos, toma también elementos de La bamba y mezcla todo. Si bien la versión de los Beatles ya tenía gusto a fiesta, los muchachos lo que hacen es sazonar de ese sabor particular al tema, y el resultado es un auténtico gozo. No es una maravilla, pero siempre voy a respetar cuando un artista no toca las versiones al pie de la letra sino que le ponen un poco de lo suyo, que es lo que hacen los Cadillacs acá, y no lo hacen nada mal. Buenas versiones.

Del resto de las canciones quisiera destacar tres especialmente. La primera es la celebérrima Vasos vacíos, que es una de las que tuvo la participación de Celia Cruz. Sin importar si está acá por los verdes, la reina de la salsa está en su ídem. El tema es elegante, urbano y romántico, con una gran alternancia entre Celia y Vicentico durante los versos y un inolvidable dueto en el estribillo que me hace imaginar una cena durante el atardecer en un restaurante al lado del mar. Muy específica la imagen, pero es lo que me provoca. No puedo hacer nada con mi subjetividad. Hermoso tema. También me gusta mucho Número dos en tu lista, que es más una especie de pop ochentoso acústico con toques de The Cars y de los Kinks de «State of Confusion». La melodía vocal es conmovedora y pegadiza a partes iguales, la línea de bajo elástica le da dinamismo al conjunto y el teclado es de lo mejor que hizo la banda en este estilo. Toda esta combinación hace que la historia que cuenta la letra, sea una joda o algo sincero, llegue al corazón. No es normal para ellos hacer este tipo de canciones, así que aprovechémosla mientras dura. El tercer momento que quería destacar es Siempre me hablaste de ella, que tiene un ritmo de guitarras acústicas y eléctricas muy movido, un gran riff de trompeta que engancha en su sencillez y un estribillo que me llama la atención ya que parecería que va a desarrollarse como algo más complejo tras ese «siempre me hablaste de eeeeeeellaaa» alargado, pero que nunca lo hace. Puede parecer un desperdicio de potencial, pero creo que ese coro funciona muy bien como está. Un buen día la podría marcar en rojo.

Los otros temas no destacan tanto, pero tienen lo suyo. Botella de humo tiene unos coros «uououo» que me hacen reír por la forma en la que el grupo los enfatiza, un solo de teclado casi infantil y un estribillo algo más pesado y agresivo rematado por un bajo burbujeante. Conversación nocturna me llama más la atención por su ritmo combativo que parece un adelanto de las inclinaciones políticas que el grupo expresaría más adelante en canciones como Matador y El león, aunque su letra no tenga nada de político. Tengo solamente dos maneras de estar cerca del cielo es algo parecida estructuralmente a Botella de humo (ritmo movido en los versos, estribillo que enfatiza los acordes de la guitarra y las palabras del cantante, remate de bajo al final del estribillo), pero es una buena segunda parte. Además, me da risa que el coro que dice «say what?» suena tan desquiciado que me lo imagino cantado por David Byrne. Y esta no va a ser la última referencia a Talking Heads en el apartado de esta banda, ya lo verán. Por último, Más solo que la noche anterior tiene un ritmo que no encaja con el mood que uno se esperaría con ese título, pero logra crearme la imagen mental de un baile frente al mar que sí va con la letra. También, algunas partes cantadas tienen una cadencia que me recuerda al rap, solo que queda mucho más natural que lo que intentaron hacer en el primer tema, así que está bien. Además, cuenta también con la participación de Celia Cruz, y eso es una garantía. No son canciones espectaculares, pero son mucho mejores que el relleno de los dos anteriores discos.

Y ahí tenemos nuestro álbum. No es ni a palos el grupo en su pico absoluto, pero sí en su pico parcial. Es decir, quizás es el mejor disco de su etapa más bailantera y complaciente. Todas las canciones tienen algo que ofrecer dentro de las limitaciones de ser una música poco seria. Es que lo «poco serio» no necesariamente tiene que ser algo malo. Cada tanto está bueno escuchar algo que nos saque de la esfera Pink Floyd y King Crimson. Y ojo, que no digo que este disco sea una obra comparable a lo que hacen esas bandas. Ni ahí. Todavía conservo el criterio musical intacto. Lo que digo es que es tan pelotudo el que solo escucha música pasatista que no le hace pensar en nada como el intelectualoide que solo escucha música complicada para alimentar su mitomanía de que es más inteligente y refinado que el resto de las personas. En la vida se necesita un balance, hay que consumir música de todo tipo. Pero bueno. Si solo querés tener un único disco de música lo bastante tonta como para que tus neuronas quieran hacerse el harakiri pero lo bastante inteligente como para que a último momento digan «pará un momento, che. Esto no es tan terrible», lo encontraste. En resumen, otro avance en la carrera de los muchachos.

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