Mejor tema: Vasos vacíos.
1) Es tan lejos de aquí
2) Revolution Rock
3) Vasos vacíos
4) Siempre me hablaste de ella
5) Botella de humo
6) Conversación nocturna
7) Tengo solamente dos maneras de estar cerca del cielo
8) Más solo que la noche anterior
9) Número dos en tu lista
10) Twist y gritos11) Te tiraré del altar
Bastante mejor. No bastante
bastante mejor, como era «Yo te avisé!!» con respecto a «Bares y fondas», pero
bastante con un solo bastante sí, y eso es bastante. Los Cadillacs siguen
puliendo su sonido y mejorando pasito a paso su nivel compositivo e
interpretativo, al punto en el que puedo decir que este es un buen disco. Ya no
decente o pasable, sino bueno, y eso es todo un halago de mi parte, pero vamos
por ídem (o, mejor dicho, «ídems», ya que este segundo «partes» es plural).
El anterior disco no solo le
había dado fama a la banda dentro del país, sino también en países limítrofes,
como Chile y Perú. Acá en Argentina, como ya eran demasiado prestigiosos para
los bares en los que solían tocar, decidieron hacer un recital en el estadio
Obras Sanitarias, el cuál fue muy exitoso y multitudinario. Ya libres de las
obligaciones de las giras, a fines de octubre de 1988 comenzaron con su nuevo
material. Este disco fue grabado en el estudio Panda y producido por Mario
Breuer. Originalmente se llamaba «El ritmo mundial: La revolución del rock» en
su versión long play, pero se acortó su nombre cuando lo pasaron a CD. La banda
deseaba seguir incorporando influencias de diversos estilos del tipo caribeño,
a tal punto que incluso contaron con la participación de la legendaria Celia
Cruz, aunque ella estuvo más por necesidad de popularidad y dinero que por
gustarle el grupo, del cual no había escuchado nada. Pero bueno, una colaboración
es una colaboración. En cuanto a la recepción del trabajo, fue bien recibido
por la prensa pero aun así tuvo pocas ventas (aunque esto fue por razones
políticas y económicas más allá del poder de la banda). Una lástima, ya que el
disco está más que bien.
Bueno, ya básicamente les resumí
lo que pienso del disco, pero un resumen, como la palabra lo indica, es algo
extremadamente breve y poco informativo. Yo quiero una excusa para escribir
mucho y desplegar mi mundo interno de ideas, así que ahí vamos. El disco
comienza a tener un sonido más cercano a lo latino, lo cual luego se iría acentuando
más en trabajos siguientes. También se destaca que ya prácticamente no quedan rastros
de la música new wave (excepto por Número
dos en tu lista, que para colmo suena muy bien). Si bien, como escuché
decir muy acertadamente a alguien de Twitch, el new wave es un género de
características muy poco claras como para considerarlo algo más que «un género
paraguas», yo me refiero a que no queda nada de tecnológico y futurista en el
sonido del grupo, ya que estas canciones siguen teniendo ese músculo
Talkingheadesco, y todos sabemos que Talking Heads fue una de las bandas
capitales de dicho estilo. Supongo que me entienden. Pero bueno, todo esto no
serviría de nada si las canciones no estuvieran bien escritas e interpretadas,
y lo están. Ninguno de estos temas me gusta más que El genio del dub, pero el conjunto está mucho más pensado y
trabajado que el de cualquiera de los dos discos anteriores. La distribución de
canciones es muy adecuada e inteligente. Salvo por el principio y el final,
claro. Es tan lejos de aquí abre con
un agradable ritmo juguetón y unos «uh, ah/uh uh ah» bastante simpáticos y
pegadizos, pero después llegan los otros coros «uo uo uo uo ua» que nos hacen
sospechar de que algo no anda tan bien con la canción, lo cual nos termina de
confirmar el horrendo y ridículo rapeo de los versos y, como si fuera poco,
siguen repitiendo ese coro decadente con menos gracia que muchos shows de stand
up. El único motivo por el que no la marco en azul es porque instrumentalmente
se sostiene y porque, cuando cantan como la gente, resulta bien. No por eso
deja de ser una mala elección para abrir el disco, así como tampoco fue una
gran elección cerrarlo con Te tiraré del
altar. Si bien esos coros de barra borracha pueden hasta llegar a ser
graciosos, hay una parte en la que creo que canta el mismo tipo que había
cantado en Belcha del debut, y lo
hace igual de mal. ¿Era necesario reflotar elementos de ese tema horrible? Y,
lo más importante, ¿era necesario poner los dos temas más flojos justo en los
dos momentos más importantes y definitorios de un disco como lo son su comienzo
y su conclusión? Por el amor de Dios, no aprenden más.
Bah, estoy exagerando. Aunque lo
hagan despacito, sí aprenden, y se nota. El resto de las canciones son
realmente entretenidas y bien hechas. Me llama la atención que el grupo
introduce una premisa muy novedosa e interesante para futuras bandas, que puede
resumirse en «hacer covers de covers». Sí, así como escucharon. Revolution Rock es un cover de un tema
de The Clash que en realidad era un cover de unos tales Jackie Edwards y Danny
Ray, y Twist y gritos es un cover de
los Beatles que en realidad era un cover de The Isley Brothers. Un seguidor de
esta propuesta fue el personaje de Capusotto llamado «Lalo Ranni, el doble de
Copani», que era un músico que le hacía tributo a Ignacio Copani haciéndole
tributo a otros artistas. Un doble homenaje lo llamaban. Con respecto a lo que
hacen los Fabulosos, pensaba empezar diciendo que Revolution Rock suena más fiestera y menos combativa, pero la
versión de The Clash también era bastante relajada. En todo caso, podemos decir
que los Cadillacs la hacen sonar más apta para un cumple de 15, y no lo digo
despectivamente. De hecho, me gusta más su versión que la de los ingleses, ya
que tiene más energía, grandes solos de instrumentos de vientos (de los cuales
el primero suena extrañamente etéreo) y, lo más importante, ¿me van a decir que
no les encanta cuando dice «llamá a tu viejo/llamá a tu vieja»? O sea, está
bien que el rock es (o era) justamente para rebelarse de los padres, pero ese
es un sentimiento muy adolescente. Con el tiempo uno se da cuenta de que lo más
importante es el tiempo que pasamos con nuestros seres queridos. Sí, me puse
muy sentimental, pero está bien. No todo son jodas acá. También hay lugar para
la belleza y la nostalgia en mis críticas. Vamos a arruinar este momento en un
rato. Con respecto a Twist y gritos,
toma también elementos de La bamba y mezcla
todo. Si bien la versión de los Beatles ya tenía gusto a fiesta, los muchachos
lo que hacen es sazonar de ese sabor particular al tema, y el resultado es un
auténtico gozo. No es una maravilla, pero siempre voy a respetar cuando un
artista no toca las versiones al pie de la letra sino que le ponen un poco de
lo suyo, que es lo que hacen los Cadillacs acá, y no lo hacen nada mal. Buenas
versiones.
Del resto de las canciones
quisiera destacar tres especialmente. La primera es la celebérrima Vasos vacíos, que es una de las que tuvo
la participación de Celia Cruz. Sin importar si está acá por los verdes, la
reina de la salsa está en su ídem. El tema es elegante, urbano y romántico, con
una gran alternancia entre Celia y Vicentico durante los versos y un
inolvidable dueto en el estribillo que me hace imaginar una cena durante el
atardecer en un restaurante al lado del mar. Muy específica la imagen, pero es
lo que me provoca. No puedo hacer nada con mi subjetividad. Hermoso tema.
También me gusta mucho Número dos en tu
lista, que es más una especie de pop ochentoso acústico con toques de The
Cars y de los Kinks de «State of Confusion». La melodía vocal es conmovedora y
pegadiza a partes iguales, la línea de bajo elástica le da dinamismo al
conjunto y el teclado es de lo mejor que hizo la banda en este estilo. Toda
esta combinación hace que la historia que cuenta la letra, sea una joda o algo
sincero, llegue al corazón. No es normal para ellos hacer este tipo de
canciones, así que aprovechémosla mientras dura. El tercer momento que quería
destacar es Siempre me hablaste de ella,
que tiene un ritmo de guitarras acústicas y eléctricas muy movido, un gran riff
de trompeta que engancha en su sencillez y un estribillo que me llama la
atención ya que parecería que va a desarrollarse como algo más complejo tras
ese «siempre me hablaste de eeeeeeellaaa» alargado, pero que nunca lo hace.
Puede parecer un desperdicio de potencial, pero creo que ese coro funciona muy
bien como está. Un buen día la podría marcar en rojo.
Los otros temas no destacan
tanto, pero tienen lo suyo. Botella de
humo tiene unos coros «uououo» que me hacen reír por la forma en la que el
grupo los enfatiza, un solo de teclado casi infantil y un estribillo algo más
pesado y agresivo rematado por un bajo burbujeante. Conversación nocturna me llama más la atención por su ritmo
combativo que parece un adelanto de las inclinaciones políticas que el grupo
expresaría más adelante en canciones como Matador
y El león, aunque su letra no
tenga nada de político. Tengo solamente
dos maneras de estar cerca del cielo es algo parecida estructuralmente a Botella de humo (ritmo movido en los
versos, estribillo que enfatiza los acordes de la guitarra y las palabras del
cantante, remate de bajo al final del estribillo), pero es una buena segunda
parte. Además, me da risa que el coro que dice «say what?» suena tan
desquiciado que me lo imagino cantado por David Byrne. Y esta no va a ser la
última referencia a Talking Heads en el apartado de esta banda, ya lo verán.
Por último, Más solo que la noche
anterior tiene un ritmo que no encaja con el mood que uno se esperaría con
ese título, pero logra crearme la imagen mental de un baile frente al mar que
sí va con la letra. También, algunas partes cantadas tienen una cadencia que me
recuerda al rap, solo que queda mucho más natural que lo que intentaron hacer
en el primer tema, así que está bien. Además, cuenta también con la
participación de Celia Cruz, y eso es una garantía. No son canciones
espectaculares, pero son mucho mejores que el relleno de los dos anteriores
discos.
Y ahí tenemos nuestro álbum. No es ni a palos el grupo en su pico absoluto, pero sí en su pico parcial. Es decir, quizás es el mejor disco de su etapa más bailantera y complaciente. Todas las canciones tienen algo que ofrecer dentro de las limitaciones de ser una música poco seria. Es que lo «poco serio» no necesariamente tiene que ser algo malo. Cada tanto está bueno escuchar algo que nos saque de la esfera Pink Floyd y King Crimson. Y ojo, que no digo que este disco sea una obra comparable a lo que hacen esas bandas. Ni ahí. Todavía conservo el criterio musical intacto. Lo que digo es que es tan pelotudo el que solo escucha música pasatista que no le hace pensar en nada como el intelectualoide que solo escucha música complicada para alimentar su mitomanía de que es más inteligente y refinado que el resto de las personas. En la vida se necesita un balance, hay que consumir música de todo tipo. Pero bueno. Si solo querés tener un único disco de música lo bastante tonta como para que tus neuronas quieran hacerse el harakiri pero lo bastante inteligente como para que a último momento digan «pará un momento, che. Esto no es tan terrible», lo encontraste. En resumen, otro avance en la carrera de los muchachos.
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